Cuando acometen los dolores estomacales, muchas personas sospechan que las causas corresponden a algún platillo que comieron en la calle. Eso mismo pensó un hombre de 37 años, pero luego que se agravaron los síntomas acudió a un centro médico y descubrió algo impensado: tenía cáncer de colón.
Freddy Herrera es un hispano que, desde hace varios años, reside en el Valle del Río, en McAllen, Texas, Estados Unidos. Hace poco más de 5 años, sin embargo, vivió la peor etapa de su vida: su salud se vio seriamente afectada.
Herrera llevaba una vida supuestamente saludable a sus 37 años, sin embargo de la noche a la mañana empezó a sentir dolores estomacales. El hombre tenía poco tiempo para almorzar en su casa y casi siempre lo hacía en la calle. Pensó, en ese sentido, que sus síntomas correspondían a alguna infección por algún plato de comida en mal estado.
“Pensé que los dolores abdominales se debían a algo que había comido”, dijo a Univisión.
Los dolores fueron pasajeros al principio e incluso atribuyó el sangrado en sus deposiciones a hemorroides. Sin embargo, después de ejercitarse en el gimnasio empezó a sentir náuseas y a punto estuvo de desmayarse.
“No voy a decirte que es cáncer, pero parece”
El hispano fue a un centro médico y su médico de cabecera, tras examinarlo, le recomendó que bajara la intensidad de sus ejercicios y se alimentara de manera más saludable. Sin embargo, Herrera no quedó conforme con la respuesta y pidió que le hagan algunas pruebas. Había pasado un año desde los primeros dolores.
Después de practicarle una colonoscopia, examen visual del interior de colón que se recomienda a personas mayores de 40 años, sobre todo si tienen antecedentes familiares, vino lo peor. Los médicos habían detectado la presencia de un tumor.
“Me explicó que había encontrado un tumor y me dijo: ‘no voy a decirte que es cáncer, pero parece’. Me recomendó consultar de inmediato a un cirujano”, contó a Univisión.
Herrera fue atendido a los pocos días, gracias a la ayuda de familiares y su médico de cabecera, y se sometió a una operación en diciembre del 2018. El cáncer estaba en el estadio III y había llegado a las glándulas linfáticas.
Después de contactarse con el MD Anderson Cáncer Center, pasó por ocho operaciones y varias quimioterapias. Además, los médicos descubrieron que el cáncer no tenía un origen hereditario.
Con el transcurrir de los meses, este paciente se recuperó y hoy en día lleva una vida saludable. “La gente se enfoca mucho en el ‘tengo cáncer me voy a morir, cuánto me queda de vida’. Pero es un proceso y hay que aprender a vivir con él porque te cambia”, dijo el hispano.