Una mujer de Derby, Inglaterra, decidió hacer limpieza en la casa de su madre poco después de que ella falleciera. Lo que jamás imaginó era que, durante el proceso, iba a encontrar unos objetos muy valiosos que le terminarían cambiando la vida.
Sue Bird es hija de Margaret Hood, una adulta mayor que padecía demencia y que perdió la vida a los 90 años. Sin decírselo a nadie, había escondido una colección de joyas durante toda su vida. Ni siquiera los propios familiares sabían de la existencia de los accesorios.
Mientras Sue acomodaba la habitación de su mamá y ordenaba la ropa, encontró varias medias que su interior guardaban joyas como anillos, aros y pulseras de zafiro, entre otras cosas del siglo XX que la dejaron asombrada.
Según el medio Daily Mail, parte de la increíble colección ya ha alcanzado las 5400 libras (6539 dólares) en una subasta. Se espera que el resto de joyas alcancen las 20 mil libras (24 mil dólares) en total.
Sue Bird y Jonathan Hood, su hijo, dijeron que limpiar la casa de Margaret fue como una búsqueda del tesoro en la vida real.
“Ella nunca nos dijo”
“No sabíamos que mamá tenía todas estas joyas”, declaró la mujer. “Ella nunca nos lo dijo y fue solo por casualidad que lo encontramos todo”.
“Sabíamos que había heredado algunas joyas algunas décadas antes de un viejo amigo de la familia, pero no teníamos idea de la magnitud”, agregó. “Nunca nos mostró a mí ni a mi hermano y nos quedamos boquiabiertos cuando empezamos a descubrir todas estas cajas”.
El hallazgo se volvió furor en el Reino Unido, al punto de que la colección fue denominda como “El tesoro de Littleover”.
El medio citado señala que, según los expertos, las joyas cumplen todos los requisitos cruciales de origen, sin tratamiento térmico y son de pedigrí antiguo.
“Mamá era una dama encantadora, pero debo admitir que era la mayor acumuladora: no tiraba nada y, cuando comenzó la demencia, comenzó a esconder cosas en la casa”, confesó Sue al hablar sobre el hallazgo que, sin dudas, le cambió la vida.
“Y pensar que todos estos tesoros han estado escondidos durante años y no teníamos ni idea”, concluyó. “Fácilmente podríamos haber tirado algunos de ellos”.