Una pareja inglesa decidió sacar a sus dos hijos de la escuela para viajar por el mundo como familia, después de sentirse privados del tiempo de calidad juntos debido a la rutina que los hacía sentir atrapados.
Emma Niblett, de 36 años, comentó que ella y su esposo, Dan, de 40, alquilaron su casa en West Yorkshire, Inglaterra, y se mudaron a Bali, Indonesia, en agosto junto a sus dos hijos, Noah, de 8 años, e Issac, de 5.
“Nos recuperamos de la pandemia de COVID y sentimos que estábamos repitiendo el mismo ciclo”, explicó Emma Niblett en una entrevista con el medio británico LeedsLive.
Niblett comentó que ella y su esposo decidieron cambiar su vida cuando se dieron cuenta de que pasaban la mayor parte del tiempo encerrados en su casa, concentrados en detalles como las tareas del hogar. Pronto comprendieron que esto les estaba arrebatando el valioso tiempo de conexión familiar. “No estábamos pasando tiempo juntos como familia”, afirmó.
Los padres también observaron que sus hijos se estaban cada vez más absorbiendo por la tecnología y deseaba que experimentaran que la vida era mucho más que lo que veían en sus pantallas. “Queríamos que los niños vivieran otras culturas. Estaban pasando más tiempo frente a las pantallas”, explicó.
Emma y Dan comenzaron a hablar sobre viajar la Navidad pasada, pero decidieron esperar a que sus hijos terminaran el año escolar antes de partir.
Niblett, quien trabaja de manera remota como jefa de tecnología, aprovechó la flexibilidad de su empleo para hacer “algo completamente diferente”.
Decidimos llegar lo más lejos que pudiéramos
“Decidimos irnos y llegar lo más lejos que pudiéramos”, comentó. La familia decidió mudarse, dejando atrás su hogar, y viajó a más de 7,700 millas de distancia para establecerse en Bali, Indonesia.
Explicó que la provincia de Indonesia les pareció “segura, económica y soleada”, lo que la convirtió en el lugar ideal para que su familia se reconectara.
“Es el 20% de lo que pagábamos en el Reino Unido”, compartió Niblett. Comentó que la familia podía disfrutar de tres comidas en Bali por unos 40 a 50 dólares.
Sin embargo, el costo de vida mucho más bajo no fue el único factor importante para la pareja como padres.
A pesar de los cambios, aún valoraban que sus hijos recibieran una educación formal, por lo que Niblett también encontró una escuela para sus hijos que seguía un horario similar al que tenían en el Reino Unido.
Los niños asisten a una escuela itinerante de 9 a.m. a 3 p.m., de lunes a viernes, pero Niblett señaló algunas diferencias en la forma en que se enseña en comparación con Inglaterra.
“La filosofía es diferente. Ellos pueden elegir sus propios proyectos, y están aprendiendo sobre la zona local y el idioma”, comentó Niblett.
“Es menos académico y más sobre cómo funcionar en el mundo. Cuando comenzaron, los niños preguntaron: ‘¿Dónde están los escritorios? ¿Por qué no estamos sentados en filas?’”, explicó.
Añadió que desde que sus hijos comenzaron en la escuela, ha notado que se han vuelto “mucho más creativos” y que además están “rodeados de niños de Singapur, Australia y Estados Unidos”.
Sin embargo, la madre siente que lo que sus hijos están viviendo va mucho más allá de lo que aprenden en el aula. “Solo estar con personas de diferentes culturas puede abrirte los ojos a mucho más”, dijo.
Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.