Los ‘pinchazos’ o pequeños pellizcos en el corazón pueden ser comunes en algunas personas con ansiedad, pero en ocasiones son signos de algo más grave. Eso fue lo que pasó con una instructora de spinning, quien compartió su experiencia.
Ratona Harr es una instructora estadounidense que, a sus 46 años, experimentó un infarto. Hace unos meses, la mujer se encontraba dando sus clases de spinning en un gimnasio de Florence, en Kentucky, cuando de pronto perdió sensibilidad en su cuerpo. A pesar de la molestia, decidió continuar con sus ejercicios.
“Sentí como si hubiera una explosión en mi pecho. Fue como si alguien me hubiera dado un puñetazo en el pecho; fue inmediato”, dijo en una entrevista con Today.
Después de 20 minutos de impartir la clase, los síntomas se agravaron y sintió un fuerte dolor en el tórax. Aun así, la instructora no dejó de realizar su rutina diaria. Una mala decisión, pues perdió la sensibilidad en su brazo izquierdo y luego en sus piernas.
Médicos le salvaron la vida
Harr tuvo problemas de respiración y presentó una sudoración poco habitual. Las personas que se encontraban en el gimnasio se comunicaron rápidamente al 911 y una ambulancia trasladó a la mujer a un centro de salud cercano.
“Me colocaron dos estents en el corazón porque tenía un bloqueo del 100 % en la arteria principal del corazón”, recordó al medio en mención la mujer, que agradeció al personal médico por salvarle la vida.
Tres días antes del ataque al corazón, la mujer había sentido una presión e incomodidad en el pecho, pero ignoró esta señal y no acudió al hospital. “Podríamos haber evitado muchas de las cosas que sucedieron después”, indicó.
En los primeros cinco meses de recuperación, la mujer tuvo que llevar un chaleco especial y un desfibrilador portátil. En la actualidad, la instructora está repuesta, aunque debe de lidiar con una insuficiencia cardíaca congestiva, según La Nación.