Cada familia tiene sus propias tradiciones y los Larson, una familia de los Estados Unidos, no son la excepción, pues su historia se ha vuelto tendencia en diversas redes sociales tras revelarse que durante 72 años varias generaciones de mujeres que contrajeron matrimonio subieron al altar portando un vestido que costó 100 dólares hace más de 7 décadas.
El inicio de la tradición
Fueron 8 novias en total las que dieron el “sí, acepto”, la primera de estas fue Adele Larson, quien utilizó esta prenda en su boda con Roy Stoneberg el 16 de setiembre de 1950, la cual compró en los almacenes de Marshall Field’s en el centro de Chicago.
A Good Morning America, Julie Fran Mackey, sobrina de Adele, comentó: “Ella lo compró por 100.75 dólares lo cual, hoy en día, es un poco salvaje. Cuando lo ves de cerca, la tela, el satén y el encaje son realmente hermosos y atemporales”, expresó.
A solo 3 años del matrimonio de Adele, fue el turno su hermana menor, Eleanor, quien en junio de 1953 se casó con John Milton: “Cuando su madre se ofreció a ir de compras para una boda vestido para ella dijo: ‘bueno ¿por qué haríamos eso? Usaremos este”, reveló Mackey.
Sharon, la madre de la relatora de esta historia, sería la siguiente, siendo la tercera en usar el vestido cuando contrajo nupcias con John Fran en mayo de 1969: “Cuando asistí a las bodas de mis hermanas tenía 5 y 8 años, así que no pensé mucho en eso. Era la niña de las flores. Adoraba a mis hermanas. Simplemente asumí que usaría el vestido, no porque me sintiera obligada, pensé: ‘tenemos un vestido, lo usaré porque mis hermanas lo usaron’. Parecía algo divertido, algo bueno de hacer”, dijo Sharon, hoy de 77 años.
La segunda generación
Pasarían dos décadas para que la segunda generación de chicas Larson retomaran la tradición de usar el vestido, siendo la primera de esta Susan Lianne Stonenerg McCarthy (hija de Adele), quien en 1982 contrajo matrimonio con Robert McCarthy: “Soy muy cercana a mi madre. Somos una familia muy unida, así que siempre pensé que cuando me casara, usaría ese vestido”, expresó “Sue”.
En 1990, Carol Milton Zmuda (hija de Elly Larson Milton) sería la quinta en portar el famoso vestido, a solo un par de años del fallecimiento de Adela Larson, la que inició este rito familiar: “amaba a mis tías, a mi mamá, mi prima, fue algo así como que estoy usando lo de ellas”, recordó Zmuda a Good Morning America.
La segunda hija de Elly, Jean Milton Ellis, sería la sexta en seguir la tradición en 1991 al casarse con Tom Ellis: “Mi hermana se casó un año antes, creo que al planificar su boda y saber que ella lo usaría, prácticamente, solidifiqué que yo también lo haría”, dijo Ellis.
La tercera generación
Pasaron otros 22 años para el vestido fuera sacado del armario y preparado para una boda más, la de Julie Fran Mackey, quien en 2013 dio el “sí, acepto” a Tom Mackey: “Simplemente, nunca fue una pregunta. No hubo presión familiar, pero era algo que admiraba y de lo que quería ser parte”, expresó, aunque en esta ocasión hicieron algunas modificaciones como agregar dobladillo de cinta pues era más altas que las novias anteriores, así como un escote abierto y un velo hecho a mano por su madre.
La última en usarlo, hasta el momento, es Serena Stoneberg Lipari, quien en agosto de 2022 celebró su boda con Chris Lipari en la Iglesia Luterana Ebenezer, la misma donde se casó su abuela: “Me sentí tan feliz y honrada de usarlo”.
Un vestido que une a la familia
Mackey asegura que no solo es una mera tradición familiar, sino que, por ejemplo, afirma que las 8 novias que lo utilizaron tienen matrimonios sólidos y felices:
“Vale señalar que cada uno de estos matrimonios han sido duraderos. Creo que eso es parte del legado del vestido que cada una de nosotras se ha sentido atraída por usar el vestido y nos conecta porque valoramos profundamente la familia y la tradición”, sentenció Mackey.
¿Quién tiene que pagar el vestido de novia?
En una boda tradicional, es la familia de la novia la que paga el vestido y sus accesorios, además del peinado, maquillaje, el traje de los niños y damas de honor, así como la decoración con flores y los gastos de la recepción de los invitados de la novia, detalla el sitio web es.edenly.com.
¿Por qué los vestidos de novia son blancos?
La práctica probablemente se remonta a más de 2000 años, con raíces en la República romana (509 a. C. - 27 a. C.) cuando las novias usaban una túnica blanca. El color blanco representaba la pureza, simbolizando tanto la castidad de una mujer como su transición a una matrona romana casada, precisa el sitio web Ohio State News.