Megan Hess fue la protagonista de una historia macabra que ha horrorizado a millones en los Estados Unidos ¿por qué? Pues ella y su madre eran dueñas de una funeraria, pero cometieron un crimen atroz al diseccionar más de 560 cadáveres sin consentimiento de las familias de los finados para venderlos ilegalmente, por lo que fue arrestada por las autoridades y ha sido condenado a 20 años de cárcel.
Hess y su mamá Shirly Koch (69) realizaron esto para venderlo entre los años 2010 al 2018 pues, además de diseccionarlos, en no pocos casos hicieron un buen dinero con las partes de estos restos humanos, actividad que es ilegal en el país norteamericano pues, contrario a esto, en esta nación es legal la donación.
Sunset Mesa era el nombre de la funeraria, ubicado en la ciudad de Montrose, Colorado, y los testimonios recogidos por la Fiscalía local aseveran que llegaron a cobrar hasta mil dólares por cremaciones, las que nunca tuvieron lugar, pues cortaron trozos humanos para venderlos utilizando para ello formularios falsificados de supuestos donantes entre las que se encontraban, por lo general, brazos, piernas, hasta cabezas por medio de Donor Services, otro negocio con sede en la empresa mortuoria.
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Sentenciadas por sus crímenes
Lo cierto es que muchas familias recibieron las cenizas mezcladas de sus seres queridos con los de otras personas. Por ello, en un comunicado, Leonard Carollo, agente especial del FBI detalló: “estas dos mujeres se aprovecharon de víctimas vulnerables que recurrieron a ellas en un momento de dolor de y tristeza”.
Y agregó: “pero, en lugar de ofrecerles orientación, estas mujeres codiciosas traicionaron la confianza de cientos de víctimas y mutilaron a sus seres queridos”, dando más luces sobre este caso que se dio a conocer originalmente en Reuters, investigación que llevó a una redada del FBI a la funeraria en 2018.
El Denver Post recogió las declaraciones de Nancy Overhoff, una de las familiares afectadas: “cuando Megan robó el corazón de mi madre, rompió el mío”, mientras que la jueza que lleva el caso, Christine Arguello, describió este caso como el “más agotador, emocionalmente, que he experimentado”, por lo que sentenció prisión inmediata de 20 y 15 años para Megan Hess y Shirly Koch, respectivamente.
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