¿Todo lo que puedas comer significa que pueda ser capaz de ingerir alimentos hasta saciar su apetito? Pues en Brasil, un pintor llamado João Carlos Apolonio entendió este concepto de una forma muy literal y se comió 15 platos de pasta de una sola sentada en uno de estos establecimientos; sin embargo, lejos de sentirse satisfecho, llamó al mozo para pedirle ocho más (divididos en cuatro porciones de lasaña y otras cuatro de ñoquis). Lejos de obtener lo que ordenó, el cliente fue expulsado bajo la excusa de que ya había consumido lo suficiente y el relato de su experiencia narrada en un video viral de TikTok que se convirtió en lo más visto en la mencionada red social, al punto que su historia fue cubierta por un noticiero local.
Según Wikipedia, un tenedor libre, también conocido como Buffet libre o restaurante autoservicio, es un tipo de restaurante universal en el que el servicio funciona pagando un precio fijo por el cual se puede comer todo lo que uno desee. Es común que en esta clase de lugares la bebida se cobre por separado y a un precio elevado. Hay que precisar que el tenedor libre no debe ser confundido con un bufé o bufet (del francés, buffet) que es una comida servida y dispuesta generalmente sobre una mesa, junto con su cubertería, que consiste principalmente en que los comensales se sirvan a discreción los alimentos y es un método muy general para servir a un gran número de personas.
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La curiosa escena tuvo lugar en un restaurante de Sao Paulo de nombre Rodízio de Massas & Coxinhas Ragazzo donde João, indignado, grabó un video que compartió en TikTok cuestionando la promesa incumplida del local que establecía que el cliente podía comer todo lo que quisiera por un costo de 19,90 reales (3.89 dólares al tipo de cambio actual), pero al parecer no estaban preparados para alguien con un apetito tan grande como el suyo. “Estaba buscando el lugar más barato para almorzar. Cuando vi este lugar que ofrecía platos de pasta a gusto por 19,90”, contó João en declaraciones reproducidas por el diario argentino Clarín de uno de los reportes que le hicieron los noticieros de su país tras conocer su caso.
Curiosamente, aquel día “ni siquiera tenía mucha hambre”, según dijo, porque de desayuno por la mañana “solo había comido ocho panecillos”; sin embargo, cuando llegó a Rodízio de Massas & Coxinhas Ragazzo, todo el personal de turno quedó boquiabierto cuando comenzó a ordenar su banquete. “Para empezar, me mandaron cinco lasañas, tres ñoquis y dos fideos”, precisó el voraz pintor que asegura que como trabaja en obras de construcción, come mucho porque gasta “mucha energía”. “Al principio todo iba bien, me pedí 10 platos y me los trajeron”, precisó, a lo que le siguieron otras cinco porciones (tres ñoquis rellenos y dos fideos) para sumar un total de 15, todo acompañado de dos litros de bebida gaseosa.
@jcpinturas1.000 Fui expulso do rodízio no Ragazzo e me devolveram meu dinheiro 😋😋🤣🤣🤣🤣Segui lá meu Instagram @jc_apoloniopinturas
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Presintiendo que el cliente no iba a poder terminar toda esa comida, el camarero le advirtió que, si no consumía todo lo que había pedido, tendría que pagar una especie de penalidad de 9,90 reales (1.94 dólares). João solo atinó a sonreír y respondió muy orondo que de lo que ellos podían estar seguro era que iban a tener que pagarle para que dejara de comer. Aprovechando su presencia en la mesa, hizo otra tanda de pedidos dividida en ocho porciones (cuatro lasañas y cuatro ñoquis). “El camarero me miró con los ojos muy abiertos y le aclaré que con este último pedido ya completaba y no iba a seguir porque había comido ocho panecillos en la mañana”, agregó.
Sin embargo, la alegría de João por el festín culinario del que formaba parte estaba por llegar a su fin cuando hizo su aparición en escena uno de los propietarios del establecimiento prácticamente para decirle que abandonara el lugar. “El gerente me llamó para hablar y me pidió que me fuera. ‘Por favor, ¿aceptaría una propuesta? No tienes que irte, no te estamos obligando, pero si te vas ahora te devolvemos el dinero y no tienes que pagar nada’”, fueron las palabras con las que el dueño se dirigió hacia él, pensando en que le saldría más barato hacer realidad la promesa que el mismo comensal le hizo al mozo momentos antes que seguir preparando los platillos que este último había pedido para calmar su gran apetito.
Sumamente mortificado, João sacó su teléfono celular y empezó a grabarse a sí mismo contando lo que acababa de ocurrirle. “Estoy haciendo este video para mostrar que esto no se hace, no. Me acaban de echar de un restaurante. El tipo dijo que ya no me van a atender. Así que lo dejo registrado”, narró mientras mostraba los 15 platos vacíos de pasta que acababa de consumir, imágenes que se esparcieron como reguero de pólvora en TikTok, Facebook, Instagram y otras conocidas redes sociales hasta llegar a los medios de comunicación. Es a partir de ese momento en el que el pintor empezó a hacerse famoso al contar lo que le pasó con lujo de detalle y la respuesta del restaurante no se hizo esperar.
Desde el lado de Rodízio de Massas & Coxinhas Ragazzo, sus administradores intentaron minimizar el asunto con un comunicado de prensa en el que afirmaban haberse contacto con el pintor –al que se refirieron como un “cliente frecuente” –para reunirse con él y aclarar cualquier malentendido, recalcando que en ningún momento lo invitaron a retirarse del restaurante y que el hecho “no fue más que una producción de contenido” para difundir en Internet. Además, hicieron hincapié en la validez de su promoción en la que los clientes pueden consumir platos seleccionados de su carta “sin límite de cantidad, tal y como establece la normativa oficial disponible en el sitio web de nuestra marca, las redes sociales y las tiendas físicas”.
Desde el lado de Rodízio de Massas & Coxinhas Ragazzo, sus administradores intentaron minimizar el asunto con un comunicado de prensa en el que afirmaban haberse contacto con el pintor –al que se refirieron como un “cliente frecuente” –para reunirse con él y aclarar cualquier malentendido, recalcando que en ningún momento lo invitaron a retirarse del restaurante y que el hecho “no fue más que una producción de contenido” para difundir en Internet. Además, hicieron hincapié en la validez de su promoción en la que los clientes pueden consumir platos seleccionados de su carta “sin límite de cantidad, tal y como establece la normativa oficial disponible en el sitio web de nuestra marca, las redes sociales y las tiendas físicas”, informó el diario argentino La Nación.
Al final, el restaurante dio su brazo a torcer –en parte por el gran revuelo que originó el caso en redes sociales– y se pusieron nuevamente en contacto con João Carlos Apolonio para decirle que ahora sí podía comer todo lo que quisiera en su próxima visita. Y el pintor les tomó la palabra, ya que en total fueron 35 platos los que acabó degustando. “Este es el resultado de dejarme comer lo que quiera”, bromeó el comensal, que confesó que no era la primera vez que lo echaban de un negocio de comida por su insaciable apetito. “La primera vez fue en una panadería y cualquiera que comiera una coxinha de 1 kg no pagaría. Me comí uno y pedí otro”, recordó, mencionando que cuando iba por el tercero, le pidieron que se retirara.
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