En noviembre de 2022, Bobby Bostic recuperó su libertad tras estar 27 años encerrado en una cárcel de Estados Unidos. Fue acusado de un delito que cometió cuando aún era un adolescente y sentenciado a 241 años de prisión. Sin embargo, recientemente se vio beneficiado con una nueva ley y por eso recuperó fue excarcelado a los 44 años y tuvo una segunda oportunidad en la vida.
Desde que Bostic entró en la cárcel en 1995 hasta que fue liberado, el mundo sufrió enormes cambios para una persona que ha pasado gran parte de su vida privado de libertad. Y, ahora, ha contado a la BBC lo que más le ha sorprendido desde que dejó la prisión en la que estaba recluido, cosas que para el común de los mortales son normales, pero que para él son completamente nuevas.
Tal vez lo más gracioso es que “la gente habla consigo misma mientras va andando por la calle”, en referencia a los auriculares inalámbricos que se han impuesto en los últimos años. También le llama la atención que se hable con los altavoces o que haya máquinas dispensadoras de agua que se activen solo con nuestra presencia. Pero, por debajo de esa fachada, hay un auténtico drama.
Lo peor es el trato
Bostic reconoce que lo que más le ha sorprendido de su libertad es “lo amistosa que es la gente, en comparación con la prisión. Entras en una tienda y te dicen ‘señor, ¿puedo ayudarle?’ En la cárcel, no recibes nada más que groserías, malas caras y acoso...”. Por eso, asegura que aún le cuesta entender que alguien le pregunte cómo está, en vez de decirle un “no camines demasiado cerca de mí”.
Bostic debe buena parte de su libertad a Evelyn Baker, una jueza del estado de Misuri. Fue ella la que, en el año 2010, comenzó a poner en cuestión la condena de Bostic y quien, desde entonces, ha tratado de ayudarle, al igual que a otras personas que fueron condenadas por delitos cometidos cuando eran menores edad.
Bostic fue encarcelado en 1995 después de que él y un amigo cometieran una serie de robos a mano armada en St. Louis. Una víctima fue rozada por una bala. La jueza que vio su caso lo condenó a 241 años de prisión por no querer denunciar a su compañero de fechorías.
Bobby Bostic se gana la vida hoy contando su historia a los más jóvenes, ayudando a las comunidades e intentando que otras personas no sigan el camino que él siguió y que ló llevó a pasar 27 años de su vida en la cárcel. Y se sigue sorprendiendo de todo lo que la vida de te puede dar en el día a día.