Daryl Davis es un músico afroamericano de profesión, un pianista para ser más preciso, que ha tocado con grandes artistas de la talla de Chuck Berry, Jerry Lee Lewis, BB King, entre otros; pero por lo que es más conocido es por la historia de su incansable lucha pacífica contra el Ku Klux Klan (KKK) que ya lleva más de 30 años con resultados más que favorables.
El también escritor tiene una colección compuesta por decenas de batas del KKK, la secta de extrema derecha originada en Estados Unidos cuyo objetivo es la supremacía de la raza blanca, y cada una de ellas representa a un exintegrante que abandonó el grupo. Si bien muchos dicen que Davis fue quien los reformó, él prefiere decir que ellos se ‘autoconvirtieron’.
La historia de Daryl Davis con el Ku Klux Klan comenzó en 1983 cuando tocó un día con su banda en un bar country lleno de gente blanca en Maryland. Después de su presentación, un sujeto se le acercó y le dijo que estaba impresionado que un hombre negro pudiera tocar tan bien el piano como Jerry Lee Lewis.
Lejos de ofenderse por el comentario, Davis le dijo que Lewis no solo aprendió a tocar rock ‘n’ roll al imitar a la gente negra sino que ambos eran amigos. El hombre, a su vez, sorprendió a su interlocutor al confesarle que era miembro del Ku Klux Klan una vez que entraron en confianza al ponerse a conversar.
De una manera difícil de explicar, estos dos “enemigos por naturaleza” comenzaron a llevarse bien y se volvieron amigos, hecho que Daryl Davis jamás olvidaría ya que marcó el comienzo de su transición de músico a una especie de “cruzado” de relaciones raciales contra uno de los grupos de odio más famosos del mundo.
Casi ocho años después, el músico volvió a ponerse en contacto con el amigo que hizo aquel día esperando obtener más información sobre este grupo de parte de sus integrantes para su libro Klan-destine Relationships: A Black Man’s Odyssey in the Ku Klux Klan (Relaciones Klan-destinas: La odisea de un hombre negro en el Ku Klux Klan), que fue publicado en 1998.
Fue así como Davis empezó a concertar citas con otros miembros del KKK, a veces sin hacerles saber desde un principio sobre su color de piel, lo que provocaba en ocasiones que las cosas se tornaran violentas y lo atacaran, pero en otras, este músico de mente abierta hacía que sus entrevistados se sintieran tan cómodos que no tardaban en volverse amigos cercanos e incluso hasta lo invitaban a asistir a las reuniones del mencionado grupo.
La victoria más famosa de Daryl Davis con el KKK
Uno de los primeros y más famosos encuentros de Daryl Davis con integrantes del KKK fue con el Gran Dragón Robert Kelly, quien eventualmente se convirtió en el Mago Imperial de Maryland. Después que su secretaria Mary concertó una cita en un motel con él bajo el pretexto de incluirlo en un libro acerca del culto, el músico convertido en autor literario sabía que estaba por entrar en territorio desconocido.
Resulta que la secretaria nunca le dijo a Robert Kelly que su jefe era negro, por lo que la sorpresa fue tan grande tanto para él como para el enorme Nighthawk armado que lo acompañaba aquel día. Dentro del organigrama del KKK se les conoce con ese término a las personas que fungen como una especie de seguridad personal de los líderes de la secta.
En uno de los tantos videos de sus conferencias que pueden encontrarse en redes sociales como Facebook, Daryl Davis relata la anécdota de su reunión con Roger Kelly, que comienza con él y su secretaria llegando antes de lo previsto al lugar donde fue pactada la entrevista, comprando unas latas de gaseosas que pusieron en una cubeta de hielo para que se enfriaran.
“No tenía idea de lo que este hombre iba a hacer cuando me viera. ¿Acaso enloquecería? ¿O me atacaría? Justo a la hora, 5:15, Mary da un salto, corre hacia la vuelta de la esquina, abre la puerta y yo estaba sentado atrás donde no pudiera verme desde el pasillo. Pasó acompañado de un gran Nighthawk (…) y el Sr. Kelly caminaba detrás suyo”, recordó Davis.
“El Nighthawk dobla la esquina, me ve y se quedó congelado. Y comienza a revisar todo el cuarto. Sí, sabía lo que ambos estaban pensando. Pensaban que se habían equivocado de cuarto o que esto era una emboscada. Me puse de pie mostrando las palmas de mis manos, caminé unos pasos y saludé al Sr. Kelly extendiéndole mi mano presentándome”; agregó.
Lo primero que Kelly atinó a hacer fue preguntarle a Daryl Davis si traía consigo una identificación que acreditara si realmente era quien decir ser y después de mostrarle una, comenzó su larga entrevista donde el líder del KKK respondió algunas de sus interrogantes mientras que para otras prefirió simplemente decir que no quería hablar del tema.
“Poco más de una hora después de entrevista, se escuchó un sonido extraño que nos sorprendió a todos. Y supe que el Sr. Kelly había hecho ese ruido, pero no sabía bien qué era. Nunca había escuchado un sonido similar por lo que no podía explicarlo. Automáticamente asumí que fue un sonido de amenaza, un sonido ominoso”, precisó Davis.
Previo a la entrevista, cuando habló con la persona que le dio la información de contacto de su entrevistado, esta le advirtió que no le tomara el pelo a Robert Kelly ya que era capaz de matarlo. Temiendo por su vida, un nervioso Daryl Davis puso las manos sobre la mesa y empezó a preguntarse qué había hecho para molestar a su interlocutor.
“Mis ojos se fijaron en los de Roger Kelly. No dije ni una palabra porque no tenía que hacerlo, porque mis ojos estaban hablando fuerte y claro. De hecho, mis ojos gritaban tan fuerte que él que pudo escucharlos diciéndole qué acababa de hacer. Pero adivinen qué: los ojos de él me estaban diciéndome qué fue lo que acababa de hacer”, añadió.
¿Qué fue lo que pasó? La respuesta la dio Mary, quien se encontraba sentada sobre un vestidor y se había percatado del origen del extraño sonido. Resulta que el hielo de la cubeta que tenía a su lado se había derretido y una de las latas de gaseosa cayó hasta el fondo. Poco después el ruido se escuchó de nuevo, lo que hizo que ambos echaran a reír.
“Nos pusimos a reír al saber cuán ignorantes habíamos sido. Fue un momento de enseñanza. La lección aprendida es que la ignorancia genera miedo. Tememos a aquellas cosas que no entendemos. Si no mantenemos ese miedo a raya, este a su vez generará odio y si tampoco lo mantenemos a raya, este a su vez generará destrucción”, reflexionó Daryl Davis.
“Queremos destruir aquellas cosas que odiamos. Al final, le agradecí mucho por su tiempo, estreché su mano, me deseó suerte e incluso me dio su tarjeta del Klan diciéndome que me mantuviera en contacto y se retiró junto al Nighthawk”, finalizó Davis sobre su encuentro con Kelly, que no terminó allí sino que fue el comienzo de una larga relación amical.
Eventualmente, Kelly comenzó a invitar a Davis a su hogar (y viceversa), así como a las reuniones del KKK donde se entonaban cánticos de rituales, se quemaban enormes cruces y se servía comida. Kelly compartió todo con él, incluyendo los arraigados estereotipos raciales que ayudaron a formar la fundación del odio de la secta.
Davis, en cambio, solo atinó a escuchar, hacer preguntas, tomar notas y, a través de sus acciones, lentamente desbarató uno a uno aquellos estereotipos. Con cada conversación que tuvieron, la brecha entre ambos se fue acortando y poco a poco se volvieron grandes amigos, logrando Davis convertirse en padrino de una de las hijas de Kelly.
Finalmente, Robert Kelly renunció al Ku Klux Klan, dejó atrás su vida llena de odio y, como una especie de trofeo de guerra, le entregó su bata a Daryl Davis. Aquel no sería el único ni el último atuendo del KKK que este músico afroamericano convertido en activista recibiría de un exintegrante de esta secta que se volvió su amigo.
Si bien ha logrado convencer a muchos supremacistas blancos de abandonar su radical vida y vivir en armonía con la gente, Davis no niega que no todos los que piensan de esa forma pueden ser salvados, pero aquello no lo desvía de su misión de continuar ayudando a todo el que pueda a través del poder de la conversación y la amistad sincera.
¿Qué es el Ku Klux Klan?
El Ku Klux Klan fue formado en 1865 por un grupo de soldados Confederados al final de la Guerra Civil de Estados Unidos en un intento de mantener oprimidos a sus esclavos recientemente emancipados. Pese a sus distintas iteraciones, su constante es el odio hacia la gente de color, a veces recurriendo al terrorismo, la violencia y actos intimidatorios.
La quema de cruces fue uno de sus actos más usados para imponer su criterio y oprimir a sus víctimas. En 2018, 153 años después, más de 1,000 grupos de odio –incluido el KKK– fueron registrados como activos en los Estados Unidos por el grupo de derechos humanos Southern Poverty Law Center, reporta el diario británico The Guardian.
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