¿Quién no ha soñado con ganar el premio mayor de la lotería? Y es que a cualquiera le encantaría vivir con la tranquilidad de no tener que pensar ni preocuparse por el dinero. Bajo ese contexto, otra forma de disfrutar esa ganancia también puede ser compartiéndola con familiares o amigos cercanos.
Eso fue lo que quiso evitar Maurice Thibeault a cualquier precio, un ‘afortunado’ canadiense que ganó 2,3 millones de dólares en la lotería estatal, pero en vez de compartir el premio mayor con su esposa, Denise Robertson, decidió quedarse callado e ideó un plan para disfrutar él solo de los millones.
Según el diario The Sun, ambos siempre acostumbraban a comprar boletos de lotería juntos. Soñaban con ganarla y así comprar una casa de ensueño, tener los viajes más exóticos y autos de lujo.
Se fue con el premio
Ese día llegó y Denise nunca se enteró, pero comenzó a darse cuenta que su esposo se comportaba raro. Maurice renunció repentinamente a su trabajo y empezó a trasladar cargas de ropa desde su casa hasta un lugar desconocido. Estaba dejando a su esposa para quedarse con el dinero.
Días después Denise se enteró que alguien de su ciudad había ganado la lotería, por lo que le preguntó a Maurice si había sido él. Le aseguró que no era él. Cuando Denise supo que en verdad se había llevado el premio mayor lo enfrentó y le dijo que habían tenido un acuerdo para compartir las ganancias.
A los tribunales
Su esposa decidió llevar el problema a los tribunales y lo demandó con la intención de quitarle el premio y más de 400 mil dólares por “daños y perjuicios”.
Cabe mencionar que ambos estaban unidos por el “common-law”, al momento de casarse, por lo que los bienes adquiridos de su esposo le tendrían que corresponder a ella por derecho. Aún así, el caso todavía no se ha resuelto y ambos siguen en esta pugna judicial que también acabó con la confianza en el matrimonio.