Durante casi 10 años, Alice Mann soñó con convertirse en madre. Tras quedarse soltera a los 35 años, le preocupaba la posibilidad de no conocer al hombre que sería el padre de su hijo. Por ello, decidió hacer todo lo que estuviera a su alcance para cumplir su deseo.
A sus 36 años, la mujer congeló sus óvulos. Así, cumpliría su propósito de ser madre en caso de seguir soltera al cumplir los 40, señaló el medio Daily Mail.
Por aquel entonces, conoció a una persona con la que se dio una nueva oportunidad en el amor. Tras una fecundación in vitro y un embarazo natural que acabó en aborto espontáneo, Alice pudo quedar embarazada a sus 44 años con ayuda de un donante de óvulos.
Aunque pudo dar a luz sin mayor complicación, la mujer explica el raro sentimiento que la invadió al sostener a su hijo en brazos.
“Yo simplemente no sentí nada cuando tuve a mi bebé sobre mi pecho, no me emocioné como pensé que lo haría y mucho menos sentí ese amor avasallante del que hablan las mujeres”, recordó.
“No sentí nada cuando tuve a mi bebé”
Al hacer memoria, Alice recuerda que gastó cerca de 100 mi libras esterlinas (115 mil dólares) para convertirse en madre, pero lo único que sentía era “resignación, resentimiento, horror y miseria”.
“No hay una sola parte de esto que esté disfrutando”, recordó. Tras ello, la madre primeriza rompió en llanto.
“Me sentía atormentada por la culpa. Culpable por tener estos sentimientos antinaturales y poco maternales. Culpable de que este pobre e indefenso bebé haya aterrizado con una madre como yo y no con alguien mejor. Culpable porque sabía que había millones de mujeres que cambiarían de lugar conmigo en un santiamén”, agregó.
“Durante mucho tiempo, todo lo que quería en mi vida era poder ser madre. Ahora que mi sueño era una realidad lo sentía como una completa pesadilla de la cual quería despertar y salir corriendo muy lejos”, admitió.
Por otra parte, explica que se sintió poco preparada para ser en madre debido al gran tiempo que pasó intentándolo. Eso sin mencionar que cada tratamiento fallido la afectó internamente.
“Como no sucedía, me impedía pensar en cómo sería realmente la vida con un bebé. Sin embargo, luego de varias sesiones de terapia y ver como otras madres pasaban por la misma situación pude ir cambiando la manera de verme. La vida es diferente de la que dejamos. No es peor, simplemente es diferente”, concluyó.
Cabe agregar que Alice Mann no es el nombre real de la mujer, quien prefirió permanecer en el anonimato al dar a conocer su relato.
Qué es la Fecundación in vitro (FIV)
La fecundación in vitro (FIV) es la “unión del óvulo de una mujer y el espermatozoide de un hombre en un plato de laboratorio. In vitro significa por fuera del cuerpo. Fecundación significa que el espermatozoide se ha fijado y ha ingresado al óvulo”, informa el portal MedlinePlus.
“Normalmente, un óvulo y un espermatozoide se fecundan dentro del cuerpo de una mujer. Si el óvulo fecundado se fija o adhiere al revestimiento del útero y sigue creciendo, nace un bebé aproximadamente a los 9 meses, un proceso llamado concepción natural o sin ayuda”, agrega el portal.
Esta técnica, suele utilizarse cuando frecuentemente cuando han fallado otras técnicas de fecundación menos costosas.