La vida tiene caminos muy diversos como caprichosos, tal y como lo demostraron Briggs Fussy y Brittney Husbyn (ambos de los Estados Unidos), quienes se conocieron en una boda cuando eran aún muy niños, pero, dos décadas después fueron ellos los protagonistas de su propia historia al sellar su relación al celebrar su propio matrimonio y cuyo testimonio se hizo tendencia en diversas redes sociales.
Una boda los unió
Ambos se conocieron en 1995, en una boda celebrada en Minnesota, donde ella iba portando un vestido blanco con volantes, mientras que él arropado con un esmoquin pequeño. Quien contraía nupcias era la madrina del pequeño, pero necesita una florista, por lo que le pregunta a su amiga, la madre de Brittney si su hija podría portar las flores, mientras que Briggs sería el que lleve los anillos.
Reencuentro tras 12 años
En dicha ceremonia, los niños posaron juntos para una foto. Tras esto, no se volvieron a ver hasta el 2007 cuando coincidieron en la escuela secundaria: “Un día, fue a su casa preguntarle a su mamá sobre mí. Tengo un nombre bastante único, así que eso debe haberle llamado la atención”, recordó él a News Amomama.
Cuando se dieron cuenta de la existencia del otro, el acercamiento fue natural, teniendo como vínculo la fotografía que sacaron juntos de pequeños, la cual aún tenían en su posesión, por lo que la amistad surgió casi de inmediato.
“El hombre con el que me quiero casar”
Pero el romance no surgió en esos momentos. Tendrían que pasar 2 años más para que comenzaran a salir, pero fue el momento cuando Briggs fue a casa de Brittney a conocer a su madre cuando ella se convenció que era el indicado: “En ese mismo momento, me sentí como en casa. Recuerdo que pensé: ‘este es el hombre con el que me quiero casar’”, recordó Husbyn.
Desde entonces, pasaron 6 años más para que Brittney y Briggs, finalmente, caminaran hacia el altar, ambos contaban con tan solo 22 años, teniendo como testigos a 300 personas que, muy conmovidas, los escucharon darse el “Sí, acepto”.
Los “problemas” de la convivencia
Pero, pasada la ceremonia, la fiesta y los buenos momentos, comenzaría una nueva etapa en la vida de ambos, el verdadero reto que la vida conyugal presenta con el día a día, un constante aprendizaje, superar juntos los problemas, al cual debió sumarse el de la “intimidad”, ya que, de acuerdo a su formación religiosa, la pareja solo pudo mantener relaciones sexuales una vez que se hubieran casado.
Con el tiempo, tras haber lidiado exitosamente diversos obstáculos, pudieron concebir dos hijos: “Formar una familia juntos ha sido la experiencia más gratificante, difícil y humilde, cada día nos acercamos más y más”, expresó Brittney a News Amomama.