La búsqueda de la felicidad, es decir, vivir en un estado de ánimo de satisfacción y bienestar pleno, es una característica del ser humano. Sin embargo, las dificultades de la vida nos impiden vivir de esta manera. ¿Qué nos hace felices? La Universidad de Harvard intentó dar una respuesta. Ahora un nuevo estudio de varias universidades de Reino Unido han aproximado una “receta” sobre cómo lograr la felicidad y mejorar la salud mental.
Se trata de un proyecto financiado con fondos gubernamentales el cual ha demostrado que ampliar el acceso a la prescripción social ecológica puede promover el bienestar de las personas.
Investigadores de la Universidad de Exester, en colaboración con las universidades de Sheffield, Sheffield Hallam y Plymouth, han publicado un informe para el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra, por sus siglas en inglés) sobre los esfuerzos para aumentar el acceso a la prescripción social ecológica y su eficacia para tratar y prevenir enfermedades mentales, y de esta forma, mejorar la sensación de felicidad.
La llamada prescripción social ecológica es la práctica de ayudar a las personas con necesidades de salud mental a partir de actividades en la naturaleza. Si bien suelen acudir porque el médico de cabecera lo prescribe, las personas pueden ir por sí mismas. Estas actividades pueden ser horticultura, jardinería, ejercicios, deportes o simplemente terapias de conversación al aire libre.
”Nuestros hallazgos son importantes porque demuestran que la prescripción social ecológica es una forma eficaz de ayudar a las personas con su salud mental”, indicó la profesora Ruth Garside del Centro Europeo para el Medio Ambiente y la Salud Humana de la Universidad de Exeter. “Debe haber un compromiso continuo por parte de los responsables de las políticas para comprender las necesidades de las comunidades y permitir que más personas diversas se conecten con la naturaleza, junto con la inversión en aquellas organizaciones que ofrecen actividades basadas en la naturaleza”, agregó.
En total 8.339 personas con necesidades de salud mental participaron en actividades basadas en la naturaleza en siete proyectos piloto de prueba y aprendizaje del Green Social Prescribing Project en toda Inglaterra. En comparación con muchas otras iniciativas de prescripción social, el proyecto llegó a una gama más amplia de personas, incluidos niños y jóvenes menores de 18 años, poblaciones de minorías étnicas y personas de áreas socioeconómicamente desfavorecidas.
Antes de participar en actividades en la naturaleza, la felicidad, la ansiedad, la satisfacción vital y la sensación de que la vida valía la pena de estas personas eran peores que los promedios nacionales. Sin embargo, después de participar en el proyecto, el bienestar había mejorado y, en general, la felicidad y la ansiedad estaban en línea con la media nacional. Asimismo, los niveles de satisfacción vital y la sensación de que la vida valía la pena también habían mejorado significativamente.
“Después de entrar al grupo me siento alegre, feliz, tranquilo. Tengo una sensación de logro y siento que mi bienestar aumenta. Tengo muchas ganas de asistir”, fue la declaración de uno de los participantes del proyecto. Incluso algunos han comentado que el grupo “funcionó mejor que los medicamentos”.
Por su parte, la doctora Marion Steinert en Bristol, sostuvo que “conectar con la naturaleza es un recurso que dura toda la vida y que tiene beneficios comprobados para la salud física y mental”.
“Muchos de los pacientes que trato actualmente no pueden acceder a la naturaleza de esta manera debido a una serie de barreras personales, sociales y culturales. Por eso es tan importante la prescripción social ecológica. Este proyecto tiene el potencial de reducir una serie de costos de prescripción y tratamiento para el NHS (Servicio Nacional de Salud del Reino Unido), además de abordar muchas necesidades de salud y reducir el riesgo de varias enfermedades, desde la diabetes hasta la depresión”, agregó.