Un nuevo estudio descubre un vínculo entre los períodos cálidos de otoño y la disminución del hielo marino en el mar de Barents-Kara, en un contexto de olas de calor en aumento en el Ártico.
En medio del calentamiento global, las olas de calor están afectando incluso al Ártico, una región que alguna vez se consideró inmune a estos fenómenos meteorológicos extremos. Una investigación reciente revela que estas olas de calor, en particular en el mar de Barents-Kara (BKS) durante el otoño boreal, no solo están aumentando en frecuencia, sino que también están afectando al clima mucho más allá del Ártico, desde el este de Asia hasta todo el mundo.
Un estudio publicado en Weather and Climate Extremes profundiza en el mecanismo de estas olas de calor otoñales en el BKS y su conexión con la variabilidad del hielo marino.
Los investigadores descubrieron que dos días antes de que se produzcan estas olas de calor, surge un patrón atmosférico distintivo: un modo dipolar que presenta una anomalía negativa sobre Groenlandia y una anomalía positiva sobre la BKS.
“Este modo dipolar facilita la entrada continua de aire cálido y húmedo desde el Atlántico hacia la región BKS”, dijo en un comunicado el Dr. HU Wenting, autor correspondiente del estudio e investigador del Instituto de Física Atmosférica de la Academia China de Ciencias.
La afluencia de calor y humedad intensifica la radiación de onda larga descendente, así como los flujos de calor latentes y sensibles, lo que aumenta las temperaturas del aire cerca de la superficie y desencadena estas olas de calor compuestas.
El estudio también destacó que este aumento del calor y la humedad reduce drásticamente la concentración de hielo marino en la región BKS. Esta disminución del hielo marino continúa hasta al menos un día después de la ola de calor, lo que sugiere un ciclo de retroalimentación en el que las temperaturas más altas pueden prolongar el impacto de la ola de calor.
Estos hallazgos subrayan el papel fundamental del hielo marino en la regulación de las temperaturas del Ártico e insinúan implicaciones más amplias para los patrones climáticos globales a medida que las condiciones del Ártico continúan cambiando.