El teléfono móvil se ha convertido innegablemente en uno de los dispositivos más utilizados en todo el mundo. Lo usamos tanto para comunicarnos con nuestros familiares o amigos, trabajar o pasar el tiempo mirando videos en redes sociales. Solo en Estados Unidos se calcula que el uso promedio de un smartphone es de 5 horas y 24 minutos, y en algunos casos supera las 7 horas.
Un nuevo estudio, publicado en el Canadian Journal of Cardiology, por Elsevier, ha encontrado que el uso regular de celulares se asocia con el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, especialmente en fumadores actuales y personas con diabetes.
“El uso de teléfonos móviles es una exposición omnipresente en la sociedad humana moderna, por lo que explorar su impacto en la salud tiene un valor significativo en la salud pública”, sostuvo el doctor Yanjun Zhang, de la División de Nefrología del Hospital Nanfang de la Southern Medical University de Guangzhou, China. “Los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF) emitidos por los teléfonos móviles provocan una desregulación del eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal, respuestas inflamatorias y estrés oxidativo, y por lo tanto se espera que afecten a una variedad de órganos como el corazón y los vasos sanguíneos. Sin embargo, sigue sin estar claro si el uso de teléfonos móviles está asociado con el riesgo de enfermedades cardiovasculares”, agregó el científico.
El sueño, la angustia psicológica y el neuroticismo
El coinvestigador Ziliang Ye, doctor de la misma división, agregó que el objetivo de su estudio era “evaluar la asociación prospectiva entre el uso regular del teléfono móvil y la aparición de enfermedades cardiovasculares y explorar los efectos mediadores del sueño y la salud mental”.
En la investigación descubrieron que comparados con los usuarios no habituales de celulares, aquellos que sí lo utilizan con frecuencia tienen “un riesgo significativamente mayor de sufrir enfermedades cardiovasculares”.
Para este estudio, se reunió la información de 444,027 personas sin historial de enfermedades cardiovasculares que reportaron su uso de los teléfonos móviles entre 2006 y 2010.
El uso habitual del teléfono móvil se definió como al menos una llamada por semana. Mediante el uso de registros hospitalarios y de mortalidad vinculados, se determinó el resultado compuesto de accidente cerebrovascular incidente, enfermedad cardíaca coronaria, fibrilación auricular e insuficiencia cardíaca durante un tiempo de seguimiento medio de 12,3 años. Los investigadores también analizaron el papel de los patrones de sueño, la angustia psicológica y el neuroticismo.
Por su parte, el coinvestigador Xianhui Qin, del mismo centro médico chino, anotó que en el estudio se identificó que los patrones de sueños, malestar psicológico y el neuroticismo pueden ser mecanismos potenciales de la asociación entre el uso del teléfono móvil y las enfermedades cardiovasculares.
“Un patrón de sueño deficiente y una mala salud mental pueden afectar negativamente al desarrollo de enfermedades cardiovasculares a través de la alteración del ritmo circadiano, la alteración endocrina y metabólica y el aumento de la inflamación”, precisó. De igual modo, consideró que “la exposición crónica a la radiación de los campos electromagnéticos de radiofrecuencia emitida por los teléfonos móviles podría provocar estrés oxidativo y una respuesta inflamatoria”.
En tal sentido, señaló que “la exposición a la radiación de los campos electromagnéticos de radiofrecuencia de los teléfonos móviles en combinación con el tabaquismo y la diabetes puede tener un efecto sinérgico en el aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares”.