Hay diversos artículos del hogar que tienen un alto riesgo de llenarse de bacterias, sobre todo los que se encuentran en contacto con la humedad del baño o la cocina. Y es que muchas personas creen que al ser usadas junto con agua y jabón eso garantiza su limpieza, pero es un gran error. Para que no pongas en riesgo tu salud, aquí te explico cada cuánto debes cambiar tus esponjas de baño y el truco casero que empleo para desinfectarlas.
Lo más común es que luego de ducharte, dejes este artículo colgando para que escurra el agua y se pueda secar; sin embargo, esto se puede convertir en un cultivo para la formación de gérmenes que desencadenarán infecciones en la piel e irritación.
Eso no es todo, pues al limpiarlas correctamente también podremos usarlas durante un periodo de tiempo más prolongado y las libraremos de esas temidas manchas.
¿Cuánto tiempo se puede usar una esponja de baño?
Al igual que la esponjas de cocina, las del baño también deben ser cambiadas con regularidad. Si son zacates naturales deberás tirarlos después de usarlos durante dos semanas, las esponjas sintéticas podrás botarlas después de usarlas cada 4 a 6 semanas. Eso sí, si observas alguna bacteria o moho, lo mejor es desecharlas inmediatamente.
¿Cómo desinfectar una esponja de baño?
Este truco casero te ayudará a cuidar tus esponjas y también tu piel. Lo que debes hacer es poner en un recipiente una taza de agua caliente y agregar un buen chorro de vinagre blanco. Sumerge el artículo en la mezcla desinfectante hasta que esté completamente empapado y déjalo en remojo durante al menos 10 minutos. Lo siguiente será escurrirlo y ponerlo a secar al aire.
Para desinfectar también puedes usar bicarbonato de sodio y así eliminar gérmenes y malos olores. En un recipiente con agua caliente, 1 cucharada de detergente y 1 cucharadita de este producto blanco coloca la esponja y empápala bien. Déjala durante 10 minutos, enjuaga y seca al aire libre.
Otro remedio eficaz para limpiar las esponjas de baño luego de darte una ducha es sumergir la esponja en un recipiente con agua hirviendo, jugo de limón y 1 cucharada de sal fina. Déjala en remojo durante toda la noche. Por la mañana, escurre la esponja y deja que se seque sin enjuagarla.
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