Una de las cosas más gratificantes y enriquecedoras de la vida es una relación de pareja. Las buenas relaciones se caracterizan por un equilibrio en el que se satisfacen las necesidades de ambos, hay objetivos comunes, una buena dinámica, comunicación efectiva y un vínculo sólido. Sin embargo, es importante entender que nada de esto perdurará si no se presta atención y se trabaja constantemente. Las relaciones son un viaje que requiere dedicación y perseverancia.
Incluso las relaciones más felices y estables pueden transformarse en frustrantes y negativas si se dejan de lado. Por ello, los psicólogos y expertos en relaciones recomiendan trabajar en ellas independientemente de la etapa en la que se encuentren. Parte de este trabajo consiste en estar informados sobre los errores que pueden causar más daño, con el fin de evitarlos y fortalecer el vínculo.
El error que puede destruir tu relación, según la psicología
Jeffrey Bernstein, un reconocido psicólogo, escribió en su artículo de Psychology Today sobre un error especialmente destructivo que es muy común en las relaciones: querer que nuestras parejas cambien o sean diferentes a lo que son.
“Cuando esperamos que nuestras parejas cambien, nos exponemos a la decepción y al resentimiento”, dice Bernstein. Esto no significa que las personas no puedan mejorar o crecer; todos podemos trabajar en ciertos aspectos de nuestro comportamiento. No obstante, hay aspectos profundos de nuestra personalidad que son parte de quienes somos, y pretender cambiarlos es un error que puede tener consecuencias devastadoras.
La trampa de esperar cambios imposibles
Es normal que haya ciertos comportamientos o hábitos de nuestra pareja que nos resulten molestos. Tal vez deja su ropa tirada en el suelo, habla durante toda la película o necesita hacer la cama de una forma muy específica. Pero, como señala Bernstein, esperar que alguien cambie estos rasgos que son parte de su esencia es un error, ya que estas características suelen estar profundamente arraigadas y forman parte de la identidad de la persona.
Bernstein explica: “Todos tenemos rasgos y hábitos que están profundamente arraigados en nosotros. Estos pueden incluir la forma en que hablamos, cómo administramos nuestro tiempo y otras peculiaridades estilísticas. Si bien es natural tener aspectos de nosotros mismos que quizás no nos gusten o que deseemos mejorar, en esencia somos quienes somos”. Esto implica que esperar cambios significativos para adaptar a nuestra pareja a una versión idealizada es poco realista e injusto.
Aceptar a la pareja como es: la clave para una relación sólida
El punto no es que debamos aceptar comportamientos dañinos o abusivos, sino aprender a aceptar las diferencias que no comprometen nuestra integridad o bienestar. La aceptación de la pareja tal y como es fomenta un entorno de respeto y comprensión mutuos, lo que fortalece la relación y facilita la resolución de conflictos.
“Cuando esperamos que nuestra pareja cambie, nos exponemos a la decepción y al resentimiento. Esta mentalidad puede conducir a un ciclo de críticas y actitudes defensivas, erosionando los cimientos de confianza e intimidad de la relación. Por otro lado, la aceptación fomenta un entorno de respeto y comprensión mutuos”, comenta Bernstein.
Aceptar a la pareja permite construir una relación basada en la empatía, la compasión y el respeto mutuo. Es un enfoque que promueve acuerdos y compromisos en lugar de confrontaciones constantes y ayuda a ambos a sentirse valorados por lo que son.
Establecer límites y fomentar el crecimiento personal
Es importante destacar que aceptar no significa tolerar todo sin reservas. En situaciones donde hay comportamientos abusivos o tóxicos, es necesario establecer límites claros y saludables. La aceptación no implica renunciar a nuestras necesidades o valores, sino entender que todos tenemos aspectos inmutables que nos definen.
Lo ideal es enfocar la relación hacia un crecimiento mutuo, donde ambos miembros se sientan apoyados para trabajar en sus propias áreas de mejora sin la presión de encajar en un molde impuesto por el otro.
Bernstein concluye que, cuando las parejas se sienten aceptadas, es más probable que se abran y sean vulnerables entre sí, lo cual es esencial para una conexión emocional profunda. Esta vulnerabilidad crea una sensación de seguridad y confianza, donde ambos miembros se sienten vistos y escuchados sin juicios.
Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.