Llega el invierno, que para muchos es la estación favorita, y con ello las tardes de películas con chocolate caliente, disfrutar del sonido de la lluvia y el momento ideal para sacar los abrigos del armario. Pero no todo es ‘bueno’, ya que en este tiempo nuestra piel necesita unos cuidados especiales.
A bajas temperaturas, la producción de sebo se reduce significativamente, lo que puedes crear un desequilibrio de hidratación y grasa cutánea.
Esto mismo ocurre con el viento, la humedad y el aire caliente, que también puede generar una mayor sequedad. De seguro pensarás que nada más podría ocurrir, pero no todo es cierto.
También causa la aparición de arrugas, imperfecciones antiestéticas y, por supuesto, una desagradable sensación de tacto áspero. Para contrarrestar ello es fortalecer e hidratar la piel.
Si piensas que la única manera de lograrlo es con productos químicos, déjanos decirte que estás muy equivocado. También lo puedes conseguir de manera natural con ingredientes básicos.
Remedios para hidratar la piel
Si no estás muy al tanto o solo conoces algunos remedios, en las siguientes líneas te diremos unos consejos para hidratar la piel en invierno.
Yogur con puré de patata
Se trata de un remedio casero muy popular y fácil de preparar. Solo necesitarás una taza de yogur (200 gr) y 3 cucharadas de puré de patata (60 gr). Tan simple como eso.
El primer paso será combinar el yogur con el puré de patata hasta obtener una mezcla homogénea. Después, deberás aplicarla directamente en el rostro y cubrir hasta el cuello.
¿Cuánto debo dejarlo reposar? Lo ideal es unos 20 minutos y pasado ese tiempo, retírala con agua tibia. Lo ideal es repetir este tratamiento unas tres veces por semana.
Aceite de almendras
Para este apartado, deberás contar con 2 tazas de agua caliente (500 ml), media cucharada de aceite de almendras (7,5 gr), un paño y una toalla de manos. ¿Son difíciles de conseguir? Por supuesto que no.
Lo primero será, con el agua caliente, humedecer tu rostro. Acto seguido, vierte el aceite de almendras y frótalo en las manos. Llévalo a tu casa y realiza suaves masajes con movimientos circulares.
Asegúrate de realizar estos movimientos por un par de minutos y después mojar la toalla de manos en el agua caliente. Luego, escurre bien la toalla y colócala sobre el rostro.
Eso sí, ten cuidado de no quemarte el rostro o podría ser una terrible experiencia. Déjala hasta que adquiera una temperatura ambiente y finalmente limpia tu cara con el paño, según informan desde Mejor con salud.