Nunca más. Las latas de bebidas que sirven para albergar todo tipo de líquidos para el consumo humano están elaboradas principalmente por aluminio, el cual recibe un tratamiento industrial en fábricas hasta convertirse en un cilindro que pesa siempre 9 gramos. Luego, se lavan y se barnizan para evitar que los componentes del aluminio pasen a la bebida que van a contener. Pero, ¿se puede beber directamente de la lata? A continuación te decimos porque no debes hacerlo. Toma nota.
“El proceso de fabricación de la lata es automático, se llena en máquinas de envasado que garantizan la higiene total tanto para el envase como para el líquido que contiene. Su almacenamiento en el distribuidor se realiza en los mismos lugares que el resto de productos sometidos a seguridad alimentaria”, informan desde la Asociación de Latas de Bebidas. “Los envases metálicos llevan un recubrimiento interior para evitar que las sustancias contenidas en el producto, includios distintos tipos de ácidos, puedan dañar el metal y provocar su disolución y migración”, remarcan.
Pero, ¿Qué riesgos conllevan para la salud este tipo de envases? La suciedad puede estar visible, pero muchas veces no la vemos directamente. Entonces, la sugerencia más común en estos casos es que siempre las limpies antes de abrirlas y beberlas, algo que en muy pocas ocasiones hacemos.
Por qué nunca debes beber directamente de la lata
Un grupo médico de expertos del programa estadounidense de televisión The Doctors evaluaron en el año 2017 latas extraídas de máquinas expendedoras, estaciones de servicio y supermercados. Aunque la gran mayoría no detectó agentes extraños, un grupo reducida de ellas dieron positivo en bacterias, incluida la E. coli, la cual puede originar diarrea, enfermedades respiratorias o neumonía.
De igual forma, uno de los componentes hallado tanto en latas de bebidas como de conservas es el bisfenol A. Dicha sustancia ha sido retirada del mercado de Estados Unidos y Canadá tras una serie de investigaciones. La Unión Europea lo prohibió en la fabricación de biberones para bebés, aunque aún se sigue usando en el recubrimiento de las latas de metal donde se colocan alimentos y bebidas.
Todavía no existen investigaciones suficientes para saber a ciencia cierta cuáles son los efectos dañinos que causa el bisfenol A. Por ahora solo se conoce que puede afectar al sistema hormonal y endocrino, y también ser desencadenante de diabetes, enfermedades cardiovasculares y obesidad.
La probabilidad de que una lata contenga otras sustancias nocivas también depende de si están abolladas o no, ya que tras el golpe las partículas de aluminio se pueden desprender del envase contaminando así la bebida que vas a tomar. Otro detalle no menor está relacionado con el almacenamiento de los envases, muchas veces en lugares no adecuados y con mucho polvo.
¿Cuántas veces a la semana debo cambiar las sábanas?
La doctora Lindsay Browning, psicóloga colegiada, neurocientífica y experta en sueño, recomendó en la BBC cambiarlas una vez a la semana o, como mucho, cada dos semanas.
A pesar de que nos duchemos, durante la noche suelen acumularse bacterias y ácaros, los cuales provocan que no descansemos de forma adecuada. Por esta razón, es muy importante cambiar las sábanas y las fundas de las almohadas de manera regular, sobre todo en verano.
“El sudor entra en las sábanas, lo que hace que no solo tengan un olor desagradable, sino que también se obstruyan bastante”, mencionó Lindsay.
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