Las monedas pueden significar una enorme inversión y más cuando tienen detalles que las convierten en piezas de colección (Foto referencial: Freepik)
Las monedas pueden significar una enorme inversión y más cuando tienen detalles que las convierten en piezas de colección (Foto referencial: Freepik)
Pedro Bustamante

El es una de las aficiones más antiguas y fascinantes que existen. Desde el momento en que las monedas comenzaron a ser acuñadas, hay quienes han buscado piezas raras y únicas, ya sea por su antigüedad, su diseño, o, incluso, por algún error durante su fabricación. La emoción de encontrar una que pueda tener un valor mucho mayor que su denominación es una experiencia que atrae tanto a expertos como a principiantes en el pasatiempo.

En este contexto, una moneda puede aumentar considerablemente su valor debido a características específicas que la distinguen de otras. Errores en el proceso de acuñación, ediciones limitadas o características de diseño inusuales son solo algunos de los factores que pueden hacer que una pieza sea valiosa. Tal es el caso de un ejemplar de 10 centavos de mercurio, acuñado en 1919, que alcanzó un precio sorprendente de US$156,000 en una subasta en 2019.

¿POR QUÉ LA MONEDA ERA TAN VALIOSA?

La moneda en cuestión es un ejemplar del “Mercury Dime”, un diseño clásico de la Casa de la Moneda de EE. UU. que presenta a Lady Liberty con un casco alado en el anverso, símbolo de la libertad y el movimiento. En el reverso, se observan ramas de olivo y un haz de varas que contiene una hoja de hacha, que representa la paz, la unidad y la fuerza. Sin embargo, el factor que eleva el valor de esta moneda no es solo su diseño, sino un error de acuñación particular en el reverso.

La clave para que esta moneda alcanzara un precio tan alto radica en un detalle muy específico en las fasces, el haz de varas que rodea la hoja del hacha. En piezas de 10 centavos de la serie de 1919, se observan particularidades que varían en la claridad de esta acuñación y algunos ejemplares tienen las “bandas completas”, es decir, las bandas horizontales en las fasces que están perfectamente delineadas y visibles. Las que presentan estas características enteras son más raras y, por lo tanto, mucho más valiosas en el mercado numismático.

El proceso de acuñación en 1919 no fue perfecto, y los errores eran comunes. En algunas monedas, las fasces no se acuñaban con suficiente claridad, lo que resultaba en una imagen difusa o incompleta de las bandas. Esto hizo que las monedas con detalles nítidos, como las de la subasta de 2019, fueran consideradas piezas excepcionales. Los coleccionistas valoran enormemente estas piezas, ya que son raras y muy difíciles de encontrar en perfecto estado.

La combinación de una acuñación imperfecta en 1919 y un diseño atractivo de la moneda hizo que los coleccionistas prestaran especial atención a las piezas que mantenían una calidad superior. Las que cuentan con detalles nítidos en las fasces no solo son apreciadas por su rareza, sino también por su estado de conservación. Las que han sido cuidadas y preservadas adecuadamente a lo largo de los años alcanzan precios mucho más altos debido a su condición impecable.

Además de la claridad de las fasces, el valor de esta moneda también se ve influenciado por su historia. Las piezas acuñadas en Denver en 1919 tienen una tirada limitada, lo que las convierte en artículos deseados por los coleccionistas. Esta combinación de factores —el error de acuñación, la rareza, el estado de conservación y la historia de la moneda— explica el alto precio alcanzado en la subasta de 2019.

Así se ve la moneda de 10 centavos que puede valer muchos miles de dólares (Foto: PCGS)
Así se ve la moneda de 10 centavos que puede valer muchos miles de dólares (Foto: PCGS)
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