Se sabe que a los elefantes les gusta comer plátanos, pero no tienen la habilidad de pelarlos como los humanos o, al menos, eso se pensaba. Una elefanta asiática llamada Pang Pha sorprende al mundo por saber pelar bananas por sí sola y reconocer si está maduro o no.
En un informe publicado en la revista Current Biology, dieron a conocer el caso de Pang Pha, una elefanta que vive en el zoológico de Berlín (Alemania) y tiene la capacidad de pelar los plátanos antes de comerlos.
El paquidermo de 36 años tiene un paladar refinado y se diferencia entre los demás por pelar las bananas con su trompa. Pero no pela o come cualquiera, sino que primero escoge el que le parece “atractivo”.
Si el plátano está demasiado duro, la elefanta lo tira. Si está un poco maduro, entonces se lo come entero como lo hacen los de su especie. Ahora bien, si lo considera “perfecto”, lo pela antes de comérselo.
“Descubrimos un comportamiento muy singular”, dijo en un comunicado Michael Brecht, neurocientífico de la Universidad Humboldt de Berlín y uno de los autores del artículo .
“Lo que hace que el pelado de plátano de Pang Pha sea tan único es una combinación de factores (habilidad, velocidad, individualidad y el supuesto origen humano) en lugar de un solo elemento de comportamiento”, complementa.
De acuerdo al portal New York Post, Pang Pha prefiere los plátanos de color marrón amarillento pelados y no le gusta mostrar sus habilidades frente a otros elefantes.
Por cosas del destino
La historia de la elefanta se hizo conocida por Lena Kaufmann, una estudiante de doctorado de la Universidad Humboldt de Berlín que llegó hasta el zoológico para investigar cómo perciben los elefantes las sensaciones táctiles con la trompa.
Los cuidadores le informaron a Kaufmann de uno ejemplar en especial: Pang Pha. Al principio no creía en los reportes de los ayudantes, por lo que quiso corroborarlo por sus propios medios y se dio con la sorpresa que sabía pelar bananas por sí sola.
Se cree que las habilidades para pelar las bananas con su trompa la adquirió de su antiguo cuidador, quien se tomaba todo el tiempo necesario para comer un racimo de plátanos.