Wout Weghorst y su grito desaforado tras anotar el 2-2 ante Argentina. (Foto: AFP)
Wout Weghorst y su grito desaforado tras anotar el 2-2 ante Argentina. (Foto: AFP)
/ ALBERTO PIZZOLI
Renzo Gómez Vega

Para saber quién es hay que googlearlo. Con seguridad, debe ser la figurita del álbum que nadie busca, porque ni siquiera sabes que hacía falta. Pero que a partir de hoy ha comenzado a existir. Wout Weghorst, 30 años, estatura de basquetbolista (1.97 centímetros), se subió al avión de Qatar en la última llamada. El delantero del Besiktas de Turquía no es un goleador consumado y tampoco ha jugado en los equipos más grandes de su país.

Emmen, Heracles Almelo, AZ Alkmaar son los tres clubes que defendió en Países Bajos. Su mejor época fue en el Wolfsburgo de Alemania, una escuadra venida a menos. Pero en el 2021 parecía haber llegado su declive cuando fichó por el Burnley de Inglaterra. Pero vaan Gaal que sabe bastante de este deporte sabía que su envergadura le podía servir en algún momento de la Copa del Mundo.

Los tulipanes ganaron todo por arriba.
Los tulipanes ganaron todo por arriba.
/ Noushad Thekkayil

Y ese momento llegó hoy, cuando Argentina vencía por 2-0 a Países Bajos, con una autoridad que no hacía presagiar la hecatombe. Doblete de Messi, la fiesta parecía servida. Pero no. Memphis Depay salió del campo, y lo que parecía ser un cambio más para darle la oportunidad a una pieza de recambio que no juega nunca, fue el acabose. Wout Weghorst fue la pesadilla: a los 83′, apenas ocho minutos de haber ingresado por el delantero del Barcelona, anotó el descuento con un cabezazo que el ‘Dibu’ debió sacar de adentro.

Un gigante con instinto asesino ( Foto Getty Images)
Un gigante con instinto asesino ( Foto Getty Images)

El partido terminaba, pero el árbitro dio diez minutos de tiempo extra. Y entonces, los nervios. A falta de nada, tiro libre peligroso a metros del arco argentino. Lo previsible era un cañonazo o un remate con comba por encima de la barrera. Pero no. Koopmeiners tuvo la lucidez para asistir con una caricia a Weghorst que con un toque sutil puso el doloroso empate. Enzo Fernández no le pudo hacer ni cosquillas al gigante.

Y pensar que en el debut ante Senegal se quedó en la banca, ante Ecuador jugó diez minutos, ante Qatar siete más y ante Estados Unidos tan solo el tiempo extra. Un jugador de ‘puchitos’. Eso era hasta hoy.


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