Renzo Gómez Vega

Los radicales dicen que es el partido más deprimente de la historia. El resto repite, cual muletilla, que es el partido que nadie quiere jugar. Y no se cansan de decirlo cada cuatro años por todos los medios posibles. Si pudieran se lo estamparían en el pecho. Quienes lo odian sienten que tienen el compromiso de demostrarle su desprecio y pedirle a la FIFA por enésima vez que lo desaparezca de la faz de la tierra.

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