Lionel Messi falló un penal en el empate entre Argentina e Islandia. (Foto: EFE)
Lionel Messi falló un penal en el empate entre Argentina e Islandia. (Foto: EFE)
Guillermo Oshiro Uchima

Ya con las 32 selecciones estrenadas en el primer que le abre las puertas al VAR, podemos sacar algunas conclusiones de una Copa que ha empezado bien, con goles en los primeros 17 encuentros. Sin embargo, ello no es el indicativo de una tendencia ofensiva generalizada. Es todo lo contrario. Como de costumbre son siempre los grandes los que proponen un juego de ataque, pero se han encontrado con equipos rocosos con buenas defensas y mejores arqueros –el islandés Halldorsson, el mexicano Ochoa, el suizo Sommer…– que han generado varios resultados insospechados a punta de mucho orden y contragolpes efectivos.

La primera sensación que deja la primera rueda es que los favoritos lo son en la medida que superen los nervios del arranque. Tanto Brasil como Alemania han demostrado que tienen potencial para exponer sus candidaturas en Rusia. Ambas escuadras generaron tantas situaciones de gol para no merecer el 1-1 ante Suiza o el 0-1 frente a México. En juego, posesión y ocasiones de ataque fueron superiores. Francia, en cambio, venció a Australia sufriendo horrores y necesita que sus individualidades despierten. Si ello ocurre, seguirá en el pelotón de arriba.

Situación distinta es la de España. El efecto del despido de Lopetegui deja una interrogante enorme pese a que en términos futbolísticos la Roja demostró que su declinación solo dependerá del manejo de Hierro. Ante Portugal se conjugaron un par de factores que complotaron en su contra y fueron determinantes en el 3-3: el estado de gracia de Cristiano con ese ‘hat trick’ y el infortunio del golero De Gea. Pese a ello no hubiese sorprendido. Simplemente su 61% de posesión chocó con la efectividad de ‘CR7’.

Lo de Argentina es desolador. A diferencia de los otros ‘grandes’, el once de Sampaoli no muestra virtudes colectivas ni individuales para pensar en su posible renacimiento ante Croacia. En el 1-1 frente a Islandia fue un equipo carente de ideas, con un patrón de juego monotemático: su única opción se llama Messi, quien no encuentra a sus socios adecuados porque simplemente zafan de la responsabilidad de compartir el peso de la mochila. Tal como está estructurado su juego, es muy difícil que la ‘Pulga’ los salve de otro fracaso mundial.

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