“Distraídos casi siempre en mirar lo que hicimos bien en ataque, no aterrizamos en las excelentes cifras que está acumulando la Blanquirroja en temas defensivos”. (Foto: AFP)
“Distraídos casi siempre en mirar lo que hicimos bien en ataque, no aterrizamos en las excelentes cifras que está acumulando la Blanquirroja en temas defensivos”. (Foto: AFP)
Pedro Canelo

Estas primeras horas de la tarde, mientras se comenta el segundo campeonato mundial ganado por Francia en Rusia 2018, algún hincha peruano se entregará a la melancolía y recordará los más decisivos pasajes del partido ante los galos en Ekaterimburgo. Que si hubiera entrado ese disparo de Aquino, que controlamos a Mbappé mejor que argentinos y uruguayos, que si Paolo hubiera llegado en mejor forma a Rusia, y más recuentos de lo imposible. Usamos el ‘hubiera’ como un calmante para el dolor ante una Eliminación que casi ha cumplido su día 25. Ricardo Gareca, en una de sus últimas conferencias, explicó que era “un hombre de realidades”. Aún sin saber cuál será la decisión final del ‘Tigre’, quizá sea buena idea seguir ese camino de certezas y analizar lo ocurrido con en el Mundial y no lo que pudo ser (y no será).


Podríamos bajarle volumen un poco a esa fábula que nos ubica como el eterno talismán que jugó con los campeones de cada Mundial. Tampoco nos engañemos al pensar que fuimos un superequipo que hizo temblar a los hombres de Deschamps. A Perú hay que medirlo en el contexto correcto. El partido ante Francia, campeón en Rusia 2018, fue un buen encuentro de fase de grupos de una Copa del Mundo ante una selección de élite. Y medido con ese justo termómetro, lo de Perú no fue solo digno, sino que mantuvo algunas estadísticas del equipo de Gareca en estos dos últimos años.


Distraídos casi siempre en mirar lo que hicimos bien en ataque, no aterrizamos en las excelentes cifras que está acumulando la Blanquirroja en temas defensivos. Con los galos perdimos 1-0, es decir, mantuvimos una media interesante con respecto a la protección del arco. La selección peruana no recibe dos goles (o más) en un mismo partido desde el 23 de marzo del 2017 (2-2 frente a Venezuela en Maturín) y el último encuentro donde perdió por una diferencia mayor a dos tantos ocurrió en octubre del 2016 ante Brasil en el Nacional. Mantener ante Francia esa línea de crecimiento fue meritorio. Es cierto que no alcanzó para clasificar a octavos de Rusia 2018, sin embargo, hay pruebas de un avance en competitividad que debe instalar una sana ambición para afrontar los retos más inmediatos. Alemania en dos meses, en su casa, por ejemplo.


En lugar de compadecernos con un fixture en la mano porque fuimos rebeldes ante Francia y le ganamos a Croacia en un amistoso, mejor reflexionemos sobre el lugar en el mundo futbolístico que ocupamos actualmente. Según el estadístico Mister Chip, después del Mundial nuestra selección no bajará del escalón 15 en el ránking FIFA. Es el momento de afrontar el reto de la sostenibilidad y defender ese estatus de privilegio ante Alemania, Holanda y Chile. Hemos vuelto al primer nivel del balompié, y para seguir allí no basta con buscar un muro de los lamentos.

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