José Velásquez señaló que seis futbolistas peruanos "se vendieron" ante Argentina en la Copa del Mundo 1978. Uno de los acusados es Juan José Muñante, quien lo negó todo. (Foto: USI)
José Velásquez señaló que seis futbolistas peruanos "se vendieron" ante Argentina en la Copa del Mundo 1978. Uno de los acusados es Juan José Muñante, quien lo negó todo. (Foto: USI)
Jerónimo Pimentel

Una vez superada la euforia por la clasificación a Rusia, y a días de los amistosos preparatorios, una mezcla de ansiedad con expectación invade al hincha, a los periodistas y también a los ex seleccionados, que ven su lugar en la historia en cuestión. El desequilibrio está justificado por 36 años de ausencia, pero las últimas reacciones están lejos de ser templadas. Lo peor ha sido el intercambio de palabras entre y .

El ‘Patrón’ –nuevamente– ha intentado una suerte de denuncia con cuatro décadas de retraso sobre el infame 6 a 0 ante Argentina en el 78. No solo no da pruebas ni nuevos indicios que apoyen su hipótesis, que en otras ocasiones ya había insinuado en distintos tonos, sino que esta vez se limita a escoger los nombres de los jugadores a los que acusa, en lo que debe ser la incriminación más ligera, arbitraria y tardía de la historia del fútbol nacional. Esa goleada es la página más infame de nuestra historia deportiva, la que más cuesta digerir, pero la ligereza y el oportunismo con los que Velásquez aborda el tema solo avivan el escándalo y hacen más confuso un episodio de por sí vergonzante. Si no se sustentan con hechos y pruebas (a estas alturas, ¿cuáles se podrían dar?), y los cargos tienen como único asidero la opinión propia, las acusaciones son un búmeran que golpea únicamente a quien lo lanza.

Muñante, infatuado por su propio mito, en un despliegue de amor propio que parece más la confesión de un complejo, contestó la barrabasada de su ex compañero denigrándolo y ensalzándose a sí mismo, al punto de reducir el fútbol local a dos nombres: él y Cubillas. Pero no contento con ese despliegue de vanidad, menospreció al equipo de Gareca y la clasificación bajo la mezquina idea de que la mejor manera de resaltarse a sí mismo es degradando a los demás. Nunca dos defectos hicieron una virtud y el hincha peruano lo ha tenido que constatar de la manera más penosa la semana pasada.

Lo que el aficionado puede colegir de este affaire es cuán amargos pueden ser ciertos retiros y cuán difícil debe haber sido ser compañero de egos tan caprichosos. Tanto Velásquez como Muñante fueron excelentes futbolistas; pero ambos tuvieron, como todos, caídas. A pesar de que el desempeño del ‘Patrón’ ante Polonia en España 82 fue lamentable, ínfimo, menos que discreto, nadie lo ha acusado de “echarse”. El ‘Jet’, con todos sus pergaminos, tuvo un paso discreto por la Blanquirroja y su participación en Argentina 78 fue una decepción; a ello hay que añadir que en toda su carrera con Perú marcó apenas 6 goles en 48 partidos (como comparación, Flores tiene 8 en 25 encuentros), una marca ridícula para quien se autopromociona como el mejor puntero derecho de nuestra historia (para quien escribe, Barbadillo fue mejor).

Uno de los beneficios indirectos de la clasificación al Mundial ruso será que, por fin, estas leyendas tendrán un descanso y se debatirán nuevas polémicas, ojalá más felices. Así, tal vez, Velásquez y Muñante se perdonarán a sí mismos cuando se miren al espejo y, por qué no, por fin podrán dormir tranquilos.

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