Rusia 2018: Perú ya vive el Mundial en Khimki. (Foto: AFP)
Rusia 2018: Perú ya vive el Mundial en Khimki. (Foto: AFP)
Arturo León

Por: Arturo León

Desde Moscú
Enviado especial 'El Comercio'


Lejos de la Plaza Roja hay una blanquirroja que brilla aún más. A 40 minutos del Kremlin se está armando un conjunto arquitectónico que se solidifica con el mando de , la serenidad de Alberto Rodríguez, la personalidad de Paolo Guerrero y la alegría de Jefferson Farfán. Es la que ayer realizó su primer entrenamiento ya en tierra mundialista, es Perú y sus colores que cambiaron la fisonomía de una ciudad tranquila.

Khimki está a 40 minutos del centro de Moscú. Lejos del estadio Luzniki, de la Plaza Roja y el Kremlin. Viven ahí poco más de 200 mil habitantes. Hay muchos departamentos, zonas verdes y pocos lugares turísticos, pero desde ayer se vive otro ambiente. La presencia de la selección peruana ha cambiado un poquito las cosas en esta silenciosa localidad al noreste de la capital rusa.

En los alrededores del Arena Khimki los autos ya no se pueden estacionar como antes. Hay rejas y muchos policías. También voluntarios por montones con señalética de la FIFA, folletos, mapas e información de todo tipo. Cualquiera no puede ingresar. Se necesita credencial oficial. El carnet de la empresa en la que trabajas literalmente no sirve. Te revisan todos los bolsillos. Y sí, es solo el lugar de entrenamiento de la selección.


Perfil de equipo, Perú


El Mundial ya empezó. No son solo peruanos los que siguen a la Blanquirroja, unos quinientos aficionados pudieron ver la práctica. Al palco de prensa del Arena Khimki llegaron rusos, argentinos, colombianos y daneses. La expectativa por el equipo de Gareca es grande.

Farfán es una figura conocida en Moscú tras ganar el título local con el Lokomotiv y la historia de Paolo atrapa a más de un reportero extranjero. En la zona mixta había colegas que no eran capaces de reconocer a Renato Tapia ni a Anderson Santamaría, los dos jugadores que brindaron declaraciones tras el entrenamiento. Estaban ahí atraídos por un equipo que regresa al Mundial luego de 36 años, y que llega con una racha de 15 partidos sin perder.

—Visitante sorpresa—

Hasta Gareca vivió un episodio diferente al de cualquier otra práctica. El ‘Tigre’ se encontró con un viejo amigo. Estaba muy cerca de dejar el complejo deportivo para unirse al bus de la selección cuando la voz de Pedro Sarmiento lo hizo cambiar de rumbo. Usualmente el argentino alza la mano y regala una ligera sonrisa cuando lo saludan. Esta vez se acercó para darle un fuerte abrazo a su ex compañero colombiano del América de Cali. Gareca se olvidó de los protocolos y de un grito llamó a Sergio Santín, también ex futbolista del equipo cafetero.

De inmediato las cámaras se olvidaron de la zona mixta y enfocaron al ahora periodista de radio Caracol de Colombia. “Creo que fue una sorpresa para él encontrarme. Lo pude felicitar y preguntar por la familia. Hacíamos muchos asados juntos en nuestra época de jugadores”, comentó Sarmiento a El Comercio.

No fue una práctica más para la selección peruana y tampoco un lunes cualquiera para los habitantes de Khim-ki. El Mundial llegó a esta ciudad y con él una selección que vive un sueño, pero lo vive despierto.

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