Reimond Manco marcó un golazo de tiro libre a Municipal. (Foto: Movistar Deportes)
Reimond Manco marcó un golazo de tiro libre a Municipal. (Foto: Movistar Deportes)
Mario Fernández

"Pudo ser nuestro Alexis Sánchez", decía Daniel Peredo cada vez que se refería a . Lo equiparaba en talento natural al chileno, aunque, claro, explicaba que la evolución del jugador del Manchester se había dado en todos los aspectos: físicamente era un toro, mentalmente un robot y técnicamente nunca paró de agregarle matices a su juego. De hecho el primer Alexis tenía poco gol. Este pasa los 15 por temporada.

Manco es otra cosa. Más que de involución, es un caso de estancamiento. En físico siguió teniendo el cuerpo de sus 17 años y a nivel personal -aquí hablo de su vida disipada- también pensó siempre como un adolescente. Desprovisto del gol como arma frecuente, el Manco de hoy, básicamente, es un asistidor. Un volante que ya no tiene pique para ser extremo, pero todavía con visión periférica para grandes pases. Tiene un tobillo privilegiado (Peredo dixit), lo que le permite sorprender desde el quiebre o la gambeta. Conserva, también, "un mapa del partido en la cabeza". Es decir, puede ubicar a sus compañeros con facilidad, porque -pese a todo- posee (aún) el don del buen servicio muy incorporado a su fútbol.

Empilado con su buen arranque en Comercio y con una regularidad que no tenía desde el 2013-2014 en UTC, Reimond ha sido postulado por varios a la selección. ¿Es fácil? No. ¿Es imposible? Casi. De hecho, ubicados en el supuesto de que sea llamado, competiría por un cupo con Carrillo en banda derecha, con Flores en banda izquierda o con Cueva si lo miramos como '10'. El problema es que no solo chocaría con ellos por un lugar en la lista sino con sus respectivos suplentes.

Me refiero a Hurtado en Portugal, Polo en Estados Unidos y Benavente en Bélgica. Es competencia durísima, no solo por los nombres sino por dónde juegan. Esas ligas son, aunque Gareca no siempre lo admita, superiores a la peruana. Solo si mantiene el ritmo, es citado en amistosos y se luce en ellos, Manco pueda crecer en posibilidades. Solo si demuestra que su nivel tiene poderío en los rigores internacionales -y no en el fulbito de entrecasa- se volverá una opción que pueda darle a Gareca pase-gol en la posición de "volante ofensivo".

Hoy -sinceremos el tema- no es una chance. Es un gusto verlo tener la pelota, pero necesitaríamos que Manco jugase 8 puntos de acá a mayo para que tenga una opción real de desbancar a algunos de los 'históricos' de Gareca. Sería genial que lo logre. Hablaría de un caso de superación personal y cerraría con moraleja el episodio de una promesa juvenil que tuvo su revancha de adulto tras enmendar conducta. Lo concreto, sin embargo, es que todavía no es el crack que amagó ser de adolescente y que sigue siendo, hasta que demuestre lo contrario, un proyecto fallido de Alexis.

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