Razin, de 79 años, sufrió quemaduras en casi todo su cuerpo y murió horas después en el hospital, según informaron fuentes hospitalarias. (Foto: Facebook)
Razin, de 79 años, sufrió quemaduras en casi todo su cuerpo y murió horas después en el hospital, según informaron fuentes hospitalarias. (Foto: Facebook)
Redacción EC

Moscú. Un activista ruso se quemó hoy a lo bonzo cerca de la sede del Parlamento de la república de Udmurtia, ubicada en el Volga, para protestar por la política del Kremlin de contra las lenguas minoritarias.

El udmurtio Albert Razin acudió al centro de la Izhevsk, capital de la república, y se prendió fuego antes del inicio de la sesión del legislativo local.



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Razin, de 79 años, sufrió quemaduras en la práctica totalidad del cuerpo y murió horas después en el hospital, informaron fuentes hospitalarias a la agencia Interfax.

"Si mañana mi lengua desaparece, entonces hoy estoy dispuesto a morir", rezaba una de las pancartas que portaba.

Según un periodista local que fue testigo de los hechos, antes de quemarse a lo bonzo el activista había repartido panfletos con sus peticiones entre los diputados en defensa del udmurt, una de las lenguas urálicas.

"Es un activista del movimiento udmurtio muy conocido entre nosotros", dijo el reportero antes de que Razin falleciera en el hospital.

El Comité de Derechos Humanos adscrito al Kremlin llamó la atención sobre el problema de las lenguas minoritarias, que se están viendo marginadas por el ruso.

Al respecto, el experto en pueblos nativos del comité presidencial, Andréi Babushkin, alertó de que dichos incidentes seguirán ocurriendo mientras "las lenguas de los pueblos minoritarios estén amenazados de muerte".

Razin era uno de los muchos intelectuales udmurtios que se dirigió al legislativo local para que no aprobara la ley que convierte en voluntario el estudio de su lengua nativa, que ha visto cómo se ha reducido dramáticamente su número de hablantes desde la caída de la Unión Soviética en 1991.

Según dichos intelectuales, la ley federal aprobada por la Duma (congreso de los diputados) en 2018, después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, criticara públicamente la obligatoriedad del estudio de lenguas minoritarias, amenaza la supervivencia de sus culturas.

"Obligar a una persona a estudiar un idioma que no es su lengua materna es inadmisible, al igual que reducir el nivel y las horas de enseñanza del ruso. El ruso es la carcasa espiritual de nuestro país multinacional. Debe conocerlo todo el mundo", afirmó Putin al visitar la república de Mari El, cuya lengua es de origen finés.

Putin destacó que el más de un centenar de lenguas minoritarias en Rusia son "parte inalienable de la identidad cultural" de los diferentes pueblos que allí habitan y que su estudio está garantizado por la Constitución, pero insistió en que debe ser "voluntario".

Dichas declaraciones fueron muy mal recibidas en regiones como Tatarstán, Bashkiria, Udmurtia, Chuvashia, Altái, Buriatia, Komi o Kalmikia, que tienen amplias minorías étnicas.

Fuenta: EFE

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