La campaña electoral está en pleno apogeo. Hay que colgar carteles, repartir tarjetas de visita, firmar autógrafos Desde que fue elegido alcalde del pueblo estadounidense de Dorset, Robert Tufts es un hombre muy buscado. O, siendo exactos, un niño. Y es que con sólo tres años, el pequeño asumió el cargo en agosto del año pasado. Ahora, busca su reelección.
Entre tanto, Tufts, a quien todos conocen como Bobby, ha cumplido cuatro años y espera conseguir su segundo mandato. ¿Qué por qué debería ser reelegido? Porque lo hago bien, respondió el pequeño a la televisión ABC. Sus hobbies son acariciar a los perros, ir a pescar y comer helados, sobre todo si son de fresa y chocolate. Suele responder con paciencia en las entrevistas y sólo la semana pasada, cuando fue invitado en el canal de televisión NBC, se lo vio algo nervioso en el sofá del estudio.
La carrera de Bobby como joven político comenzó con una especie de spot publicitario para un restaurante en el que trabajaba su madre. Para atraer a la clientela, diseñó un cartel electoral en el que se leía Elija a Robert Tufts como alcalde y en él aparecía el pequeño Robert Tufts con un gran helado, prometiendo que si llegaba a alcalde velaría por una alimentación nutritiva. El cartel fue un éxito y, de pronto, el niño se había metido en el bolsillo a sus vecinos.
LA CIUDAD CON PERROS Y GALLOS POLÍTICOS Con todo, no sólo su alegre rostro, sino también sus dotes políticas llevaron a Bobby a la alcaldía. Como la localidad de Minnesota pertenece a otro ayuntamiento y no posee formalmente un gobierno propio, todos los años se elige simbólicamente a un alcalde en las fiestas del pueblo. Cualquiera puede escribir el nombre de su candidato en una papeleta e introducirlo en un sombrero, pagando un dólar. Las papeletas entregadas sin pagar quedan invalidadas, reza la norma en la web del pueblo. El nombre que salga de sombrero es el alcalde.
Hubo ya una niña que hizo campaña en pro de su perro, cuenta la dueña de una tienda de ultramarinos Kathleen Schmidt. Una vez tuve un gallo que quería que fuera elegido alcalde, pero lo venció un perro, añade. Así, las elecciones constituyen todo un espectáculo para los entre 22 y 28 vecinos de este pueblo y sus varios cientos de visitantes.
Tras ser elegido en agosto de 2012, Bobby inauguró la temporada de la pesca, cuenta Schmidt. Le encanta encontrarse con la gente en los restaurantes y saludarles. Saluda a todo el mundo, dijo su madre, Emma, al diario local. Aunque el pueblo sólo alberga un puñado de restaurantes, se define orgulloso en Internet como la capital mundial de los restaurantes.
Según Schmidt, Bobby se enfrenta a una dura campaña para lograr su reelección. La mayoría de nosotros lo respaldamos, porque es encantador. Que a sus simpatizantes no les interesa sólo su aspecto, sino también sus dotes políticas, quedó claro en una entrevista con el canal de televisión NBC. Cuando le preguntaron por su novia Sophia, contó: Le gusto porque soy alcalde.