Ramón Castillo Gaete, de 35 años, o ‘Antares de Luz’ –como se hacía llamar- es el sujeto que mandó a quemar vivo a un bebe que era su hijo en noviembre del 2012 y recientemente huyó a Perú donde finalmente se suicidó.
Antes del crimen en la finca de de Colliguay, en la comuna de Quilpué en Valparaíso en diciembre del 2012, Castillo Gaete tuvo una vida aparentemente normal. Mientras que, por otro lado, llevaba un estilo de vida distinto en el que abusaba de mujeres, promovía matanzas de animales y humanos y consumía el ayahuasca.
MENOR DE TRES HERMANOS ‘Antares’ fue el menor de tres hermanos y llevó una vida acomodada, informó Emol.com. Estudió en reconocidos colegios de Santiago y sus amigos recuerdan que participó activamente en grupos de ‘boy scouts’. Su afición por la música lo llevó a estudiar Pedagogía en Música, aunque nunca se tituló.
Nunca fue violento ni le faltó amor de familia. Su madre, una administrativa de la Universidad de Chile, lo quiso mucho porque “fue el menor de sus niños”, cuentan amigos de ‘Antares’ al citado medio chileno. Era “normal” y le gustaba “jugar a la pelota”, recuerda uno de sus amigos con el que viajó a Perú y Bolivia. Lo describe también como desapegado de lo material y bastante sano.
INTERÉS POR LAS MUJERES En el colegio, Castillo era conocido porque “le gustaban mucho las mujeres y era bien apasionado”. Además, era un tipo normal “aunque no carismático”. En distintos momentos sorprendía a sus interlocutores con conversaciones “sobre el yo interior” y “el sentido de la vida”. Este tipo de charlas se intensificó más después de viajar a China en el 2006 con su grupo musical Amaru, país en el que realizó algunas presentaciones.
Un amigo de esta banda que prefirió mantenerse anónimo dijo que pese a sus diálogos “no tenía poder de convencimiento”. Y empezó a separarse de sus círculo habitual.
LA EXPOSICIÓN DE SU DOBLE VIDA La última semana, ‘Antares’ sorprendió a sus conocidos: medios divulgaron que obligaba a las mujeres de su secta a tener sexo grupal con él y les hacía depilarse completamente en un rito de “purificación”.
Natalia Guerra (26), una diseñadora integrante de la secta, dijo haber sido violada por Castillo varias veces hasta que esta quedó embarazada. Al dar a luz, este no dudó en echar a la hoguera a su hijo.
El ayahuasca estaba siempre presente en todas sus actividades sectarias, en el que él era el líder mesiánico, según han determinado los especialistas que han estudiado su caso. En estos ritos se mezclaban mensajes espirituales, sexo grupal, asesinatos de animales y golpizas a sus integrantes.
Una imagen que sorprendió mucho a quienes conocían a Castillo Gaete, antes de que su cuerpo fuera encontrado inerte y colgado en una casa abandonada cusqueña.