No todos los amantes de las bicis se contentan con productos fabricados en masa. Algunos buscan algo diferente, y eso está haciendo resurgir en Reino Unido un oficio tradicional.

Peter Bird se compara a sí mismo con un sastre. En su taller de Ironbridge George, en Shropshire, toma medidas de las piernas de sus clientes para averiguar sus necesidades exactas.

Pero sus herramientas no son aguja e hilo, sino un soldador y tubos de acero. Sus creaciones no son trajes, sino bicicletas a medida.

Una de las principales razones por las que la gente no monta más en bici es porque sus bicicletas no son muy cómodas. Nuestro trabajo es hacerlas apropiadas para el usuario, dice Bird, quien se dedica a la construcción de bicis desde hace 30 años.

Las hacemos confortables, livianas y luego añadimos lo demás, que tiene que ver con la apariencia. Así que acaba siendo algo totalmente único y que es un placer montar.

Bird es uno de los exhibidores en la feria Bespoked (hecho a medida), de la ciudad de Bristol, que reúne a los fabricantes independientes. Esta exhibición es como una joyería de bicicletas, explica, un lugar para ver productos bellos y donde no se admiten fabricantes masivos.

En su tercera edición anual, el éxito del evento muestra el resurgimiento del interés por las bicicletas hechas a mano en el país.

Hemos estado esperando un momento como este desde hace 30 años, dice Bird a la BBC, sonriente ante la concurrencia de aficionados a las bicis que llena la feria.

Anna Collins, de Londres, busca aquí la bici de sus sueños. Pero no será una compra impulsiva. Creo que paso más tiempo planeando una bicicleta que el que dedicaría a un vestido de novia, cuenta risueña.

Cuando encuentras la bici adecuada, no hay nada mejor. Es como tener un vestido o un pantalón hecho a medida, dice Collins. La otra cosa es la belleza. También es como tener una obra de arte.

LISTA DE ESPERA Hubo un tiempo en que en cada pueblo británico había al menos un constructor de cuadros de bicicleta. Pero el oficio desapareció en las últimas dos décadas, cuando empezaron a importarse desde Asia bicis baratas fabricadas en masa.

Sin embargo, ahora comienza a revivir en talleres, cobertizos y garajes desperdigados por todo el país gracias, en parte, a una nueva generación de jóvenes fabricantes como Tom Donhou.

Hay una larga lista de espera de un año para las bicis que él construye en su taller de Hackney Wick, un barrio en el este de Londres con un pasado industrial que ha sido colonizado por jóvenes artistas y artesanos.

Donhou, exdiseñador de productos, dedica dos semanas a cada una. Comienza construyendo y pintando el marco, de cuya geometría depende que el asiento, el manubrio y los pedales estén en la posición correcta para cada ciclista.

Luego agrega los componentes elegidos por el cliente –como marchas, frenos, platos , bielas y cadena– que completan la bici.

Para mí, la razón para comprar una bici hecha a medida es que sabes dónde va tu dinero. Estás apoyando a alguien que ama lo que hace y es independiente, dice este constructor.

HECHAS PARA DURAR El resurgimiento de las bicis a medida en los dos últimos años ha coincidido con tiempos de estrechez económica. Y con el trabajo que cada bici requiere, no son baratas.

Los precios empiezan desde unos US$ 3.800 por una bicicleta completa, bastante más que el promedio de lo que gasta un ciclista. En casos extremos puede trepar hasta los US$ 15.000 con la inclusión de componentes muy específicos.

Pero lejos de afectar las ventas, la recesión económica puede estar colaborando con el éxito de este sector, de acuerdo a Phil Taylor, organizador de la feria Bespoked.

En una recesión la gente tiende a gastar de forma más sensata y a invertir el dinero en algo que durará más tiempo. Si tienes una bici especialmente hecha para ti, estás invirtiendo en algo que durará para siempre.

Nadie dice que esto será algún día más que un nicho de mercado. Muchos talleres sólo producen unas decenas de bicicletas al año y algunos aún menos.

La gran mayoría de bicicletas que se venden en el Reino Unido se fabrican en el exterior y se venden a través de un puñado de cadenas de tiendas nacionales a los clientes que prefieren comprar cuadros con tamaños estándar.

Taylor espera que la gente reconozca la calidad de lo que se fabrica a mano para que el reciente éxito continúe. Pero también tiene una advertencia que dar al creciente número de aspirantes que quieren aprender el oficio.

Toma tiempo y requiere mucho trabajo, dice Taylor, que también es constructor de bicis. Nadie se hace rico.

MOTIVADOS POR LA PASIÓN Un experimentado constructor de bicicletas que no quiso dar su nombre, dice que uno debe estar motivado por la pasión, no por el dinero: Ha sido realmente duro y nunca gané mucho dinero.

Este hombre dice estar triste porque incluso como un diestro artesano, en los años que lleva en la industria no ha podido ganar el salario medio anual, que en el Reino Unido es de unos US$ 38.000.

Esta es una industria en la que la gente asume que ganas mucho dinero porque trabajas con bicis costosas, opina. Pero muchos de los gastos son de las partes que tú compras para construirlas. Si deduces las ganancias, no es tanto.

Los cuatro amigos que forman la empresa Field Cycles en la localidad de Sheffield mantienen además otros trabajos.

Si haces las cosas a mano, una a una, nunca vas a ser rico, dice Harry Harrison, que debe hacer malabares entre la construcción de bicicletas y las clases de arte que da en la Universidad Sheffield Hallam.

Cada uno de los marcos de acero de las bicicletas de Field Cycles lleva la marca Hecho a mano en Sheffield, algo que ha atraído a compradores extranjeros de Alemania o Japón.

Harry dice sentirse orgulloso de formar parte de la herencia industrial de la ciudad. Su plan es continuar con la tradición de hacer atractivos productos de acero y ganarse la vida con ello.

Puede ser naif, pero yo creo que si haces un objeto realmente bueno y de verdad te preocupas por la gente que lo compra, entonces siempre habrá una manera de que funcione.

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