El presidente estadounidense, Barack Obama, aprovechó la tradicional cena anual de la asociación de corresponsales de la Casa Blanca, el sábado por la noche, para dar muestras de humor y autocrítica, pero sin dejar de lanzar dardos envenenados contra la oposición.

El dirigente demócrata aseguró que cuando mira sus cabellos canos en el espejo se da cuenta de que ya no es el robusto joven socialista musulmán que solía ser, en alusión a las acusaciones de los republicanos de que es demasiado izquierdista y que cuestionan su patriotismo porque su segundo nombre es de origen árabe, Hussein.

Para ganar energía en su segundo mandato, Obama dijo además haber probado uno de los trucos de su esposa, Michelle, y proyectó ante las 2.700 personas reunidas en el Hotel Hilton una foto de sí mismo con un enorme flequillo al estilo del de su esposa.

El presidente se burló del millonario contribuyente republicano Sheldon Adelson, que gastó 100 millones de dólares en anuncios anti-Obama durante la campaña electoral de 2012. Adelson tendría que haber usado ese dinero para comprarse una isla y bautizarla NoBama, o bien debería haberle ofrecido a él el dinero para que se retirara de la liza electoral, bromeó.

Obama aseguró que habría meditado la oferta, aunque al final no la hubiese aceptado, pero que estaba seguro de que Michelle sí lo habría hecho. La primera dama, sentada en la mesa principal, rio y negó con la cabeza.

También hubo críticas contra la emisora CNN, a la que acusó de cubrir todos los ángulos de una historia por si alguno de ellos resulta ser cierto.

MOMENTOS DE SERIEDAD Al final del discurso, Obama se puso serio y recordó las tragedias de las semanas anteriores: el atentado en Boston que mató a tres personas y dejó 250 heridos; las inundaciones en el centro-oeste del país; y la explosión en una planta de fertilizantes en Texas que causó una decena de muertos.

Vimos la humanidad brillar como nunca, indicó respecto de los equipos de rescate, la policía y la respuesta ciudadana.

La sala estaba llena de periodistas y de los famosos invitados a un evento que cada vez se parece más a una premiación de Hollywood. Pasaron por la alfombra roja los cantantes Psy y Katy Perry, el director Steven Spielberg y los actores Michael Douglas, Kevin Spacey, Michael J. Fox, Robin Wright, Sharon Stone y Claire Danes, entre otros.

EL GRAN FINAL El comediante Conan OBrien fue el encargado de finalizar la velada con un monólogo que incluyó ironías sobre el lobby de armas y los republicanos, de quienes dijo que hablan de su dirigente Marco Rubio, de origen cubano, como de nuestro chico negro.

En su discurso, elogió la capacidad de crear empleo de Obama. Durante su mandato se duplicó la cantidad de papas, aseguró.

OBrien hizo una proyección de lo que pasará dentro de 18 años el tiempo que pasó desde la última vez que presentó la gala y, antes de seguir hablando en español, predijo que en ese lapso estará saludando a un presidente hispano desde el podio.