Cómo Blair y Aznar hicieron creer que evitaban invadir Iraq
Cómo Blair y Aznar hicieron creer que evitaban invadir Iraq

y José María Aznar acordaron una estrategia de comunicación para dotar de legitimidad la intervención a , menos de un mes antes de invadir ese país en marzo de 2003, según el informe Chilcot.

El documento señala que los jefes de Estado Blair (Reino Unido) y Aznar (España) conversaron en una reunión que ambos mantuvieron en Madrid el 27 y 28 de febrero de 2003, un mes antes de la invasión a Iraq, sobre la percepción de “exceso de confianza” que brindó el entonces presidente estadounidense George W. Bush.

Al verse ante “la impresión de que Estados Unidos” estaba “determinado a ir a la guerra pasase lo que pasase", Tony Blair y José María Aznar buscaron una segunda resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que dotara de legitimidad la invasión a Iraq.

El entonces primer ministro británico determinaba necesario implicar a la ONU en el posconflicto. Buscaba "dar la impresión de que Iraq sería administrada bajo la autoridad de Naciones Unidas”, aunque en realidad ya habían considerado continuar sin la Organización, según el informe Chilcot. 

Según el documento, los jefes de Estado Blair, Bush y Aznar acordaron en la reunión de Azores del 16 de marzo de 2003, cuando se gestaba la intervención, que, a menos que ocurriera un cambio fundamental en "las próximas 24 horas", la vía de la ONU estaba terminada.

De acuerdo con Chilcot, la visión que se tenía entonces sobre Iraq y que fue defendida en la reunión de Azores -en la que estuvo también el entonces primer ministro portugués José Manuel Durão Barroso- era que se debía ayudar a la población iraquí a construir un nuevo país en paz con sus vecinos.

Se argumentó entonces -añade Chilcot- que se apoyaría a un Iraq unido en el que su población disfrutase de seguridad, libertad y prosperidad con un Gobierno que defendiera los derechos humanos.

Luego de un mes de la invasión a Iraq, el 23 de abril, George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar responderían ante la interrogante de dónde se hallaban las armas de destrucción masiva bajo el argumento de que encontrarlas ya no constituía una prioridad.

Chilcot publicó su extenso informe después de siete años en los que evaluó miles de documentos oficiales, interrogó a testigos e interpeló a políticos, si bien su misión no tenía como objetivo procesar ni recomendar cargos contra nadie.

Tony Blair fue criticado en el informe por haber autorizado la invasión con pruebas de inteligencia "no justificadas" y sin haber agotado la opción pacífica.

A diferencia de Geroge W. Bush o Tony Blair, Aznar no pidió perdón por la guerra en Iraq, en cambio, expresó: “No se puede pedir ayuda a un amigo (Bush), y luego, cuando él te la pide a ti, negársela”.

 

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Fuente: Agencias

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