GUSTAVO KANASHIRO FONKEN (@gkanashiro) Redacción web

El incendio ocurrido la mañana de ayer en La Victoria y que necesitó de unos 300 bomberos y más de un día de trabajo para ser controlado puso en evidencia lo peligroso que resulta la presencia de locales industriales cerca de casas cuando éstos no son inspeccionados adecuadamente.

Las irregularidades en estos almacenes pasan desapercibidas por las autoridades. La fábrica Tecnimotors EIRL contaba con una licencia de funcionamiento de la Municipalidad de La Victoria desde el 2004, la cual debían renovar cada dos años con un certificado de Defensa Civil. Este documento se debió tramitar con la Municipalidad Metropolitana de Lima al tratarse de un local de más de 500 metros cuadrados.

La última vez que Defensa Civil visitó el lugar fue en el 2010, cuando se renovó el certificado hasta el 2012. Ha pasado un año en el cual se debió realizar una inspección en la fábrica y sus almacenes, pero esta nunca ocurrió, según la comuna limeña, porque la empresa debió solicitarla. En total, fueron tres años de trabajo sin fiscalización de parte de las autoridades.

“Para revalidar el certificado, una comisión tiene que ir a revisar, pero sin solicitarla, puede funcionar sin fiscalización hasta que lo inspeccionen las autoridades por iniciativa propia”, señaló para elcomercio.pe Fernando Katayama, presidente de la Sociedad Nacional de la Protección contra Incendios. Sin observaciones, estos negocios siguen funcionando entre casas, comercios y colegios y nadie hace nada hasta que es muy tarde.

REGLAS CLARAS “En la norma A.130, “Requisitos de seguridad” del Ministerio de Vivienda se señala que un determinado número de área y altura debe tener un sistema automático de riego contra incendios y que esta instalación debe basarse en una norma internacional, la NFPA 13”, detalló Katayama.

En este texto hay un capítulo completo dedicado a los requisitos de protección contra incendios y seguridad para almacenes. Ahí se incluyen especificaciones claras para distribuir espacios, mercadería e instalar rociadores, sistemas de agua, sistemas de detección con alarmas y extintores portátiles, siempre respetando los estándares internacionales NFPA (National Fire Protection Association).

“En lugares con llantas corresponde regular la ventilación y el apilamiento máximo, ya que el caucho al incinerarse es difícil de apagar. Además, como casi todo incendio empieza con un solo foco, se debe compartimentar y separar varios espacios de almacenamiento, los cuales deben estar hacinados para aislar el área del incendio”, comentó Katayama.

Todavía es imposible conocer si estas disposiciones se respetaron o no dentro de Tecnimotors. Los bomberos, después de 24 horas, siguen trabajando para controlar el incendio y es probable que el local sea derrumbado antes que se pueda realizar alguna inspección por el peligro de que la estructura colapse en cualquier momento. Sin embargo, es evidente que no se cumplió con la norma ya que el incendio se propagó en cuestión de minutos.

HASTA QUE LLEGA EL FUEGO Los almacenes son bombas de tiempo. El 30 de setiembre, un local de alfombras se incendió en Surco. Poco después, el 26 de octubre, un almacén de uniformes de la Policía fue consumido por el fuego en el Callao. El 5 de noviembre, pasó lo mismo con una casa llena de material reciclable. Hace seis días, el fuego llegó a un almacén de maderas en Barrios Altos y ayer esta situación alcanzó su máxima expresión en esta fábrica repleta de llantas, autopartes, combustible y acetileno para soldaduras.

“Se tiene que recomendar que se hagan visitas inopinadas a los almacenes porque ya son varios los incendios fuertes por el almacenamiento indebido de material que muchas veces ni siquiera declaran como peligroso”, comentó para elcomercio.pe el comandante Mario Casaretto, director de Comunicaciones del Cuerpo General de Bomberos.

Defensa Civil no ubica los almacenes en riesgo, no le informa a los bomberos del peligro latente, se desata un incendio y éstos últimos tienen que atenderlo a ciegas, sin saber siquiera qué material peligroso alberga el lugar, lo que les permitiría ir más preparados ante una emergencia.

“Cuando se produce el incendio nos damos cuenta de que habían sobrepasado la cantidad que podían almacenar en un ambiente determinado por la sencilla razón de querer tener más productos para su venta”, denunció el comandante Casaretto. “Hasta el incendio, nadie hace nada, ni se puede establecer una zona de control estricto porque no se tiene información exacta de lo que se debería tener en un almacén”, añadió.

Después del incendio, las pérdidas materiales, los daños colaterales y los perjuicios que ocasionan para todos los vecinos de la zona, poco hacen las autoridades para evitar que una tragedia similar se repita. Se clausura el local hasta que los propietarios vuelven a poner sus papeles en regla y se vuelve al inicio. Mientras tanto, sufren las consecuencias los vecinos que ven afectada su salud y sus bienes por la irresponsabilidad de los que quisieron sacarle la vuelta a la norma por un poco más de mercadería.