El gobierno brasileño acusó el lunes a Estados Unidos de una grave violación de soberanía ante revelaciones de que la Agencia de Seguridad Nacional interceptó mensajes de la presidenta Dilma Rousseff, y exigió explicaciones a Washington sobre las denuncias.

Los ministros de Justicia, José Eduardo Cardozo, y de Relaciones Exteriores, Luiz Alberto Figueiredo, dijeron que pidieron explicaciones al gobierno estadounidense y esperan una respuesta formal por escrito esta semana sobre el supuesto caso de espionaje.

ES INACEPTABLE Esto representa una violación inaceptable, inadmisible de la soberanía de Brasil. Ese tipo de práctica es incompatible con la confianza necesaria para la relación estratégica que existe entre los dos países, expresó Figueiredo en conferencia de prensa conjunta con Cardozo.

El jefe de la diplomacia, con menos de una semana en el cargo, convocó el lunes al embajador estadounidense Thomas Shannon para exigirle una explicación del gobierno sobre la versión del espionaje de Rousseff.

Esperamos una respuesta del gobierno americano lo más rápido posible, esta misma semana, sostuvo Figueiredo.

MÉXICO TAMBIÉN CONTESTA La cancillería mexicana informó en un comunicado el lunes también convocó al embajador estadounidense Anthony Wayne para exigir una investigación exhaustiva y para expresar su enérgico extrañamiento.

El espionaje fue revelado el domingo por la noche en el noticiario televisivo Fantástico, de la red Globo, por el periodista estadounidense Glenn Greenwald con base en documentos obtenidos por el ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), Edward Snowden.

Los documentos revelan que esa entidad interceptó comunicaciones de Rousseff y del presidente mexicano Enrique Peña Nieto antes de que éste asumiera el cargo.

Un documento de junio de 2012 en poder del periodista deja claro que los correos de Rousseff fueron leídos mediante el programa DNI Presenter, utilizado por la NSA para abrir y leer correos electrónicos y conversaciones en línea, aunque no presentó detalles sobre el contenido o destinatario de los mensajes.

EMERGENCIA EN GOBIERNO BRASILEÑO El caso generó una movilización de emergencia del gobierno, en el que la presidenta Rousseff discutió la situación con Cardozo y sus ministros de Defensa, Celso Amorim, y de Comunicaciones, Paulo Bernardo Silva.

En las últimas semanas, Greenwald había publicado en el diario brasileño O Globo informaciones sobre intercepciones de mensajes de brasileños y de personas de otros países, pero el domingo por primera vez se reveló que mensajes de Rousseff también fueron blancos de espionaje.

Lo que más llama la atención es el hecho de que la violación, si se comprueba, alcanzó a la jefa de nuestro gobierno y nuestro estado, un estado que mantiene relaciones estratégicas con Estados Unidos, expresó Cardozo.

Si se viola el sigilo de la presidenta, el ministro de Justicia consideró que es de esperarse que también se espíen ciudadanos y empresas brasileñas.

Figueiredo dijo que discutiría el tema con otros países para ver cómo ellos se protegen de este tipo de espionaje y plantear la necesidad de una reglamentación de Internet que impida intercepción de informaciones privadas.

Vamos a conversar con nuestros socios en países desarrollados y emergentes para evaluar cómo ellos se protegen de ese tipo de situación, cuáles son las acciones conjuntas que pueden tomar para enfrentar un tema grave como este, dijo el canciller.

Tiene que haber reglamentación internacional que prohíba la exposición de ciudadanos y gobiernos a escuchas, violaciones de sus datos, de su privacidad, a ataques cibernéticos, toda una agenda de medidas que deben ser tomadas internacionalmente para reglamentar la internet, agregó Figueiredo.

En agosto, en una visita a Brasilia, el secretario de Estado norteamericano John Kerry evitó responder a preguntas de la prensa brasileña sobre si su país dejaría de espiar al país sudamericano y aseguró que el espionaje cuenta con el respaldo de los tres poderes del Estado estadounidense y que ha servido para evitar ataques terroristas en todo el mundo.