La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, sobrevoló el estado de Espíritu Santo, en el sureste del país, que ha sido azotado por las intensas lluvias y los deslizamientos de tierras.
Se estima que al menos 14 personas han muerto y que cerca de 50.000 se encuentran damnificadas.
Defensa Civil informó que 47 municipios en Espíritu Santo, que es vecino del estado de Río de Janeiro, han sufrido las consecuencias de las inundaciones y que varios de ellos encuentran incomunicados.
La tragedia provocada por las lluvias en Espíritu Santo destruyó vidas, carreteras y sueños, aseguró la mandataria.
El factor más importante ahora es la vida humana, y el Ejército tiene una gran capacidad de rescate, dijo.
A lo largo de mi Presidencia he visto inundaciones en algunos estados, como en Maranhao, pero la cantidad de agua que he visto aquí, en Espíritu Santo, es impresionante, señaló la presidenta.
Con cerca de 700 milímetros acumulados, las lluvias que se desataron en la última semana están entre las más fuertes ocurridas en ese estado brasileño desde 1979, superando por más del doble el promedio histórico de diciembre. Está previsto que las precipitaciones pierdan intensidad en los próximos dos días.