Brasil recibió con grave preocupación la información de que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos interceptó comunicaciones electrónicas y telefónicas de millares de brasileños durante casi una década, afirmó hoy el canciller, Antonio Patriota.
Solicitamos aclaraciones al gobierno norteamericano por intermedio de la embajada de Brasil en Washington y a través del embajador americano (Thomas Shannon) en Brasil, expresó el jefe de la diplomacia brasileña en un comunicado oficial.
La información fue revelada hoy por la versión impresa del diario O Globo en conjunto con el británico The Guardian, en base a documentos secretos recogidos por el ex colaborador de la NSA Edward Snowden.
De acuerdo con los documentos, Brasil figura como el país latinoamericano más espiado por el gobierno estadounidense, que a través de su servicio secreto interceptó millares de emails y comunicaciones telefónicas tanto de ciudadanos o empresas brasileños, como de extranjeros que pasaron por Brasil.
Una de las hipótesis que maneja el gobierno brasileño para explicar cómo pudo ocurrir el espionaje masivo e indiscriminado, es que los telefonemas y el intercambio de datos vía Internet hayan sido espiados interceptando satélites y cables submarinos.
Lo más probable es que el monitoreo se haya hecho por los cables submarinos y satélites. En las trasmisiones internacionales y las llamadas (telefónicas), la mayoría de los cables pasa por Estados Unidos, dijo el ministro de Comunicaciones, Paulo Bernardo.
PREOCUPACIÓN POR INJERENCIA DE EMPRESAS El secretario de Estado manifestó además la preocupación de Brasilia ante la posibilidad de que empresas brasileñas de telecomunicaciones hayan facilitado el espionaje.
Estamos muy preocupados con estas noticias, especialmente con la posible relación con empresas brasileñas. Si eso realmente ocurrió, configura un delito contra la legislación brasileña y la Constitución. Nuestra Constitución asegura el derecho a la intimidad y privacidad. Si hubiera empresas brasileñas mancomunadas con empresas extranjeras para violar el secreto telefónico y de datos, sería un absurdo, dijo Bernardo.
El temor del ministro se basa en la forma como el servicio secreto estadounidense opera para obtener la información privada de los usuarios de telecomunicaciones e Internet en forma sistemática.
De acuerdo con el informe, la NSA mantiene sociedades con las mayores empresas de Internet y telefonía norteamericanas, las cuales, a su vez, tienen filiales en diversos países, entre ellos Brasil.
Estas grandes empresas oficiarían de puente para que el servicio secreto estadounidense obtenga datos de emails, conversaciones online y llamadas de voz de clientes de empresas como Facebook, Google, Microsoft y YouTube, a través de softwares específicos, como el Prism y el Fairview.
Éste último es utilizado por la NSA en sociedad con una gran empresa de telefonía de Estados Unidos que posee relaciones comerciales en el área de las telecomunicaciones con empresas locales en varias partes del mundo, entre ellas Brasil. Esas relaciones con empresas no estadounidenses, explica el documento divulgado por O Globo, permiten que la gigante estadounidense acceda a las redes de comunicaciones locales.
MÁS RECLAMOS Además de los pedidos de informes a sus sedes diplomáticas, el gobierno brasileño estudia realizar un pedido ante la ONU para que se perfeccione la seguridad cibernética internacional.
En tanto, el líder del opositor Partido Socialismo y Libertad (PSOL), en la Cámara de Diputados, Ivan Valente, anunció que propondrá que se invite al embajador estadounidense para que presente explicaciones ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja.
El líder de esa agrupación política de izquierda radical en el Senado Nacional, Randolfe Rodrigues, también convocará a Shannon para que ofrezca explicaciones.
La soberanía nacional exige un reclamo drástico de la conducta inaceptable e invasora del gobierno estadounidense, dijo Valente, quien además llamó a las calles a execrar y repudiar la actitud de policía del mundo de Estados Unidos.