El ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, afirmó hoy que, pese a defender el derecho de la población a manifestarse, el Gobierno tiene que rechazar los actos vandálicos como el que sufrió la sede de la cancillería anoche por parte de un grupo de manifestantes.

Fue un acto de vandalismo que no se puede repetir. Yo le pediría a todos los manifestantes que respeten el patrimonio de la nación. Quedé muy indignado con lo que ocurrió, aseguró el ministro en declaraciones a periodistas.

La policía evitó anoche que un pequeño grupo de manifestantes invadiera el Palacio de Itamaraty, la sede de la cancillería, aunque no llegó a tiempo para impedir que rompieran al menos 25 ventanales de la edificación, que arrojaran bengalas en su interior y que encendieran fogatas junto algunas de sus columnas.

Los incidentes se registraron en la noche de ayer en Brasilia, la capital del país, en una de las cerca de 80 protestas que movilizaron a más de un millón de brasileños en toda la nación para reclamar mejores servicios públicos.

BRASILIA: MILES DE MANIFESTANTES, POCOS VIOLENTOS La protesta en Brasilia congregó a cerca de 25.000 personas, aunque solo una minoría participó en los enfrentamientos con la policía y en los intentos de invadir las sedes del Congreso Nacional y de la cancillería.

Defiendo el derecho de que las personas se manifiesten para expresar sus reivindicaciones y lo seguiré haciendo, pero hay que dar un mensaje claro de que el vandalismo no puede ser admitido, afirmó Patriota.

Esta edificación es un patrimonio de la nación brasileña, un patrimonio público, que representa la búsqueda de entendimiento por el diálogo, con base en el derecho. Lo de anoche fue un acto de vandalismo que no se puede repetir, aseguró el ministro al referirse al palacio proyectado por el desaparecido arquitecto Oscar Niemeyer.

Según Patriota, los manifestantes tienen que transmitir sus reivindicaciones de forma pacífica porque de lo contrario pierden legitimidad política y moral.

El canciller dijo estar convencido de que la gran mayoría de los manifestantes condena la violencia. Me gustaría creer que fueron hechos aislados y que la gran mayoría de los brasileños no los apoya, afirmó.

50 HERIDOS ENTRE POLICIAS Y CIVILES Las protestas más violentas en Brasilia, que la policía reprimió con gases lacrimógenos y balas de goma, dejaron cerca de 50 heridos, entre los cuales había diez policías, así como tres detenidos.

Además de Brasilia, también se registraron enfrentamientos con la policía en las manifestaciones realizadas en ciudades como Río de Janeiro, Campinas, Porto Alegre, Vitoria y Salvador.

Las protestas comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, inicialmente contra la subida de las tarifas de transporte público, pero se sumaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en la salud y la educación pública, y críticas a los elevados gastos del Gobierno para organizar eventos como el Mundial de fútbol de 2014.

Pese a que varias alcaldías, incluyendo las de São Paulo y Rio de Janeiro, ya anunciaron la reducción de los precios de los billetes de autobús, metro y tren, los manifestantes mantuvieron sus protestas.