El cardenal británico Keith OBrien, la mayor autoridad católica de su país, renunció a su cargo y no participará en el cónclave para elegir a un nuevo papa, según un comunicado que hizo público hoy en Escocia.

La noticia se produce tras la publicación de informes sobre presuntos avances inapropiados hacia sacerdotes jóvenes de la diócesis de St. Andrews y Edimburgo.

El domingo se conoció que tres curas de su diócesis escosesa y un ex sacerdote informaron al Vaticano del comportamiento inadecuado de OBrien, un conocido crítico de los derechos de los homosexuales.

ACEPTAN LA RENUNCIA Desde el Vaticano, el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, confirmó que el papa aceptó la renuncia de OBrien y argumentó que se debe a que está a punto de cumplir los 75 años (en marzo), edad en que el Derecho Canónigo establece que los cardenales deben dimitir.

OBrien, quien era el único británico que iba a estar presente en el cónclave, confirmó que su renuncia es inmediata. El Santo Padre ha decidido que mi dimisión entre en vigor hoy, indicó, y añadió que no estará entre los que elijan al nuevo pontífice.

No quiero que la atención de los medios en Roma se focalice en mí, sino en el papa Benedicto XVI y su sucesor, alegó.

El cardenal había sido noticia la semana pasada al pedir que se revise en la Iglesia la obligatoriedad del celibato y dejar que sean los propios sacerdotes los que decidan si quieren casarse o no. OBrien es un férreo defensor de posturas conservadoras en otros temas, como el aborto o el matrimonio homosexual.

Los tres sacerdotes acudieron a principios de febrero con sus denuncias al embajador vaticano en Reino Unido, Antonio Mennini, quien las transmitió a Roma. Al parecer, todo ocurrió antes de que Benedicto XVI anunciara el 11 de febrero que dejaba el pontificado.