La policía chilena desalojó la madrugada del jueves 28 colegios ocupados por centenares de adolescentes que exigen cambios drásticos en la enseñanza y detuvo a 122 secundarios en un operativo que dejó dos policías heridos, informó el gobierno.

Las escuelas desalojadas serán utilizadas el domingo como centro de votación en las inéditas elecciones primarias que decidirán a los candidatos únicos de la centroizquierda y la centroderecha que el 17 de noviembre competirán por suceder al presidente Sebastián Piñera.

La Asociación de Municipalidades, que agrupa a la mayoría de los 345 alcaldes del país, repudió los desalojos, la interrupción del diálogo que mantenían con los dirigentes estudiantiles para lograr que liberaran las escuelas y una fallida solución alternativa que plantearon al Servicio Electoral.

COMO EN LA DICTADURA Su presidente, Santiago Rebolledo, declaró a radio Cooperativa que la decisión del gobierno le recordó los peores momentos de la dictadura de Augusto Pinochet.

El mando policial utilizó agentes corrientes para desocupar las escuelas y no efectivos antimotines como temían los alcaldes y los propios alumnos.

El ministro del Interior Andrés Chadwick dijo en rueda de prensa en el palacio de gobierno que luego que el diálogo no dio los resultados esperados y estando a 72 horas de las elecciones primarias del domingo, como gobierno teníamos la obligación de garantizar que los recintos de educación iban a estar disponibles para su preparación previa y para el día de la elección.

VIOLENTA RESISTENCIA Agregó que de los 18 recintos liberados en el Gran Santiago, la policía encontró oposición en tres, dos de mujeres y uno de varones. Dijo que en el Liceo Darío Salas la resistencia en algunos momentos fue violenta.

Para el gobernador regional Juan Antonio Peribonio estamos restableciendo el imperio del derecho. Sin embargo, la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, criticó la acción policial y sostuvo que el gobierno nunca hizo un esfuerzo por buscar otro camino para evitar los desalojos. Agregó que dirigentes de varias escuelas se habían comprometido a desocupar los establecimientos antes del viernes.

Su colega de Providencia, Josefa Errázuriz, calificó la decisión oficial de no prudente y señaló que si les hubieran dado a los alcaldes algunas horas más, no hubiéramos lamentado ningún desalojo, aunque según Chadwick, ninguna autoridad podía garantizar que con la voluntad de diálogo pudieran abandonar los liceos.

Los adolescentes presionan porque sus escuelas pasen de ser administradas por las municipalidades a las manos de un ente estatal, para evitar la desigualdad en la calidad de la enseñanza que reciben los alumnos, que depende de los ingresos de las distintas municipalidades, de las cuales una minoría es rica.