Importantes funcionarios del gobierno estadounidense y personas muy cercanas a Barack Obama, fueron jóvenes políticos críticos de la guerra y sus nefastas consecuencias, o al menos, connotados pacifistas. Ahora, al mando de un país, su posición es algo distinta: son los principales impulsores de la intervención en Siria. El diario español “El País” los define como “un grupo de pacifistas o de progresistas que entienden la guerra como un recurso con fines humanitarios”.

JOHN KERRY. En 1971, era un joven teniente que –tras haber servido a su país en Vietnam- declaraba ante el comité de Relaciones Exteriores del Senado contra la guerra en aquel país asiático. Lo reconoció él mismo en estos últimos días. Antes de tomar asiento este lunes en el mismo comité, se cruzó con un joven que, como otros, poblaban el lugar con pancartas contra una intervención militar en Siria. “La primera vez que testifiqué ante este comité yo tenía 27 años, y mis sentimientos eran similares a los de ese manifestante”, dijo Kerry.

CHUCK HAGEL. El hoy secretario de defensa –también un laureado ex combatiente de la guerra de Vietnam- en aquel año se sentía un decepcionado de la guerra y acompañó a Kerry en el citado discurso. “No es que sea un pacifista, soy realista, entiendo cómo es el mundo, pero la guerra es una cosa terrible, en la que no hay ninguna gloria, solo sufrimiento”, escribió Hagel en su biografía de 2006.

SAMANTHA POWER. Como periodista, la hoy representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas observó como periodista los horrores de la guerra de los Balcanes para medios como el U.S. News World Report, The Boston Globe, The Economist, and The New Republic. Posteriormente, escribió un libro sobre la obligación moral de Estados Unidos de intervenir militarmente para evitar situaciones semejantes. El viernes, trasladó su posición a Siria en el Center of American Progress, donde aceptó el escepticismo de muchos estadounidenses frente a acciones militares en el extranjero y lo tildó de “saludable”.

SUSAN RICE. Esta importante funcionaria, muy cercana al presidente Obama, considera que el poder militar de su país está para “hacer el bien” en el resto del mundo. Tras conocerse las dimensiones del genocidio de Ruanda, Rice, que fue parte del gobierno de Clinton como secretaria de Estado adjunta para África y parte del consejo de Seguridad nacional, declaró: “Me he jurado a mí misma que si me enfrento a una crisis similar de nuevo, estaré del lado de los que proponen tomar medidas drásticas, encendiendo el fuego si es necesario”. Ella es la principal asesora del hoy presidente de Estados Unidos en cuanto a política exterior, nombrado hace no mucho tiempo Premio Nobel de la Paz.