“Para mí, la objetividad es un bluf, lo que puede hacer un periodista es ser honesto”, explica Camilo Egaña. (Alonso Chero / El Comercio)
“Para mí, la objetividad es un bluf, lo que puede hacer un periodista es ser honesto”, explica Camilo Egaña. (Alonso Chero / El Comercio)
Renzo Giner Vásquez

El periodista cubano Camilo Egaña es uno de los conductores más reconocidos de CNN en Español y el entrevistador principal de esta cadena. Por estos días se encuentra en Lima. Ayer entrevistó al presidente Martín Vizcarra, pero antes recibió a El Comercio.

—Me llamó la atención que antes de ser periodista estuviste en una guerra como soldado. En Angola...
Así es. Estuve como soldado del 81 al 83 en el servicio militar de Cuba. Terminé la secundaria y antes de ir a la universidad me fui dos años a África como parte de las tropas que Fidel Castro envió a Angola para intentar acabar con el apartheid.

— Difícil de imaginar.
Sobre todo porque soy tan inhábil, tan inepto y tan desorientado que sería cómico, pero en realidad hasta obtuve el grado de soldado de primera.

— Al regreso de la guerra entraste a la radio.
Y fue como una historia de película. Fui a buscar trabajo con un amigo que había estado conmigo en la guerra, pero al final no se lo dieron a él sino a mí. Se pasó como cinco años sin hablarme hasta que entró a una emisora [risas].

— ¿Cómo llegas a la TV?
En cuarto año de la universidad una persona que hacía el programa de entrevistas en Cuba lo dejó. Alguien me dijo que fuera y me probara, un profesor me apoyó, preparamos un cuestionario, empezamos a hablar y él ignoró todo el cuestionario. Terminamos teniendo una conversación de café, y ese piloto salió al aire como el primer programa. Cuando noté que eso podía funcionar, lo exploté, no se hacía ese tipo de programas en Cuba.

— Te censuraron más de una vez, incluso una entrevista a Fito Páez.
Me censuraban un día sí y al otro también. Me censuraban por cosas como decir “buenas noches, señoras y señores” en lugar de “compañeros y compañeras”. Con Fito fue muy triste porque era un gran amigo de la revolución cubana, mi generación lo adoraba porque veíamos buen rock en español, un rock libertario y reivindicativo. Durante la entrevista, un altísimo ejecutivo de la TV que ya murió dijo: “¿Quién te autorizó a traer a ese maricón, a ese pelucón, a ese hippie?”. Pablo Milanés tuvo que interceder a favor de Fito y a favor mío para que no me sacaran por el techo. Veinte años después, Fito llegó a MegaTV en Miami cuando yo trabajaba ahí, me dio un abrazo y me dijo: “Yo sé que no tuviste culpa de nada”. Fue muy emocionante.

— Tras abandonar Cuba, fuiste a México, luego España y finalmente EE.UU. ¿Qué mensaje tendrías para la comunidad migrante?
Que son malos tiempos para los inmigrantes. Pero no nos engañemos, nunca fueron buenos tiempos. Cuando llegaron nuestros abuelos, desde donde llegaran, se las vieron negras. Lo que pasa es que con la embestida de la ultraderecha han aparecido estos monstruos que alientan la ola antiinmigrante. Los inmigrantes no le quitan el trabajo a nadie, eso es mentira. Yo he estado indocumentado en México, he sido inmigrante en España y te aseguro que nadie le quita el trabajo a nadie. Es una falacia de la ultraderecha.

— ¿Qué opinas del discurso de Donald Trump sobre ‘fake news’?
Es una imbecilidad. Es una payasada. A mí Donald Trump me afecta sobre todo como ciudadano, como civil. Pero no por lo que le hace a EE.UU., que es un país muy fuerte y en cuatro u ocho años las cosas cambiarán, sino que no sé cómo repercutirá en los países más pobres de la región y con nuestros aliados porque se están rompiendo los acuerdos. Me preocupa el daño que genera en la civilidad de los pueblos, como Fidel Castro en Cuba, Nicolás Maduro en Venezuela, Velasco Alvarado con su enloquecida reforma agraria o el temeroso Fujimori. En EE.UU. jamás te decían “negro de mierda” o “indio”.

— ¿Cómo combate un periodista un discurso así?
Con hechos. En CNN nos entrenan para que si nos dicen una barbaridad en el programa que hago, debo responder que eso es falso y exponer los hechos que lo prueban. Si insistes, repito que es falso y por qué lo es. El genio en eso es Jim Acosta, no pierde los tapones, el presidente tiene una guerra personal contra él y se mantiene impertérrito. Pero nos han entrenado para no dejarnos provocar, ni en las calles.

— Según Ipsos, el 36% de personas ve las ‘fake news’ como armas de los políticos para desacreditar a los medios.
Si me traes al peruano más tonto y le dices que El Comercio es un periodicucho, ese hombre sabrá que es mentira. Descalificar a la prensa es lo menos peligroso de las ‘fake news’. Lo más peligroso es que llega un momento en que ya no existe la verdad, todo es relativo. Cuando Kellyanne Conway habla de hechos alternativos, sabes que estamos todos locos. Cuando ese discurso cala en la sociedad, cualquier mentiroso puede hacer de las suyas.

— En la región tenemos dos crisis grandes: Venezuela y ahora Nicaragua...
Me tiene enfermo. Cuando tenía 15 años, quería ser guerrillero nicaragüense, tenía mucha fe a esa revolución porque era la primera en que veía que se respetaba a Dios –pese a que soy ateo– y a la empresa privada. Pero fracasó. Todo lo que para la gente de la izquierda de mi generación parecía bueno se fue.

— ¿Qué final podemos esperar en ambos casos?
Me da mucha tristeza lo que pasó con el foro de Sao Paulo, que los que se dicen ser de izquierda apoyen a Ortega diciendo que no entran en temas soberanos. ¡No! ¡Los derechos humanos son universales carajo! Si eso no lo tienen claro los políticos, entonces que se vayan. De Nicaragua espero lo peor, estoy muy informado porque muchos de mis mejores amigos viven ahí. Terminará de la peor manera, con un baño de sangre extraordinario. Lo ideal sería un gobierno de transición, pero no lo veo posible. En Venezuela han llegado a la fase Cuba, no creo que lleguen a 60 años de revolución, pero están en la fase en que la normalidad es esa.

— ¿El socialismo del siglo XXI no ha terminado siendo una gran excusa para mantener a un tirano en el poder?

— ¿Cuál debe ser el papel de la prensa en contextos tan complicados?

— ¿Qué lo trajo a entrevistar al presidente Vizcarra?
La corrupción que padecen. Son un país donde curiosamente la clase política está patas arriba, pero la economía está muy bien. Pero creo que lo principal es que si logran encajar esto, el resto de Latinoamérica los verá como un ejemplo.

Camilo Egaña

Presentador de CNN en Español

Nací en el barrio de El Vedado, La Habana, hace 56 años. Estudié Lengua y Literatura Hispánica en la Universidad de La Habana. Estoy casado con Laura y somos padres de Diego, de 28 años. Mi tiempo libre es para leer. A veces viajo con tres maletas de libros.

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