A lo largo de sus cinco décadas el conflicto armado en Colombia ha terminado tocando –-de una forma u otra-– la vida de todos los habitantes de este país suramericano.
Y durante ese tiempo las historias de horror y dolor de los más afectados por su violencia han ido sumando cifras verdaderamente escalofriantes:* 5,7 millones de víctimas de desplazamiento forzado, 220.000 muertos, más de 25.000 desaparecidos y casi 30.000 secuestrados*.
Los números provienen del informe ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, presentado este martes por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
Sin dudas, el estudio más completo de las consecuencias de un conflicto que, como afirma el mismo reporte en su prólogo, no es pasado remoto sino una realidad anclada en (el) presente.
Aspiramos a sacudir a la opinión pública. A que la gente, al ver estas dimensiones, entienda por qué es tan importante que toda la sociedad se vuelque a tratar de ponerle fin al conflicto, le dijo a BBC Mundo Andrés Suarez, uno de los 18 investigadores que trabajaron durante seis años en la elaboración del informe.
Para ello, la investigación del CNMH finalmente le pone números oficiales a una realidad que se sabía sangrienta, pero que por manifestarse más directa y frecuentemente en las zonas rurales no siempre es apreciada en su dimensión por una buena parte de Colombia.
Y, además, el informe no solo trae cifras, sino también desgarradores testimonios de víctimas de todas las expresiones del conflicto armado colombiano, como masacres, asesinatos selectivos, violencia sexual, torturas, secuestros y desapariciones forzadas.
CIVILES, LOS MÁS AFECTADOS Por el momento, sin embargo, la atención de la mayoría está concentrada en una cifra particularmente reveladora: el número de víctimas fatales producidas por el conflicto interno.
Y es que, hasta hoy, Colombia conocía el número aproximado de muertes violentas registradas en el país desde el inicio del conflicto a la fecha: 600.000. Pero no sabía a ciencia cierta cuántos eran su resultado directo.
La investigación del Centro de Memoria Histórica, sin embargo, determinó que entre 1958 y 2012 el conflicto armado provocó la muerte de al menos 177.307 civiles, por apenas 40.787 combatientes de los diferentes bandos.
Lo que significa que, en promedio, una de cada tres muertes violentas registradas en el país durante el último medio siglo ha sido consecuencia del conflicto.
Y, sobre todo, que la inmensa mayoría de esas fatalidades – ocho de cada diez – han sido civiles.
Esta es una guerra difícil de medir porque los actores armados usan estrategias para ocultar sus crímenes y porque sus víctimas en ocasiones son adjudicadas a otras modalidades de violencia, reconoce además el equipo del Centro de Memoria Histórica.
Y lo cierto es que, en un país como Colombia, hasta la misma fecha de inicio del actual conflicto armado puede llegar a ser objeto de disputa.
Efectivamente, la prensa internacional –-incluida la BBC-– acostumbra utilizar el año del nacimiento de las FARC (1964) como fecha de inicio del conflicto colombiano.
Mientras que el informe del CNHM recoge datos a partir de 1958, el último año del período de enfrentamientos entre liberales y conservadores bautizado por los historiadores colombianos como La Violencia.
Se trata de reconocer que hay una serie de continuidades entre la violencia bipartidista y la violencia contemporánea. A las FARC uno no las puede entender, por ejemplo, sin toda la historia de las autodefensas campesinas comunistas de los (años) 40 y 50, le explicó Suárez a BBC Mundo.
Y, para el investigador, aprender de los errores y aciertos del proceso de pacificación que siguió a La Violencia es una necesidad apremiante de cara a las conversaciones de paz que actualmente tienen lugar en La Habana.
Porque la inmensa mayoría de los colombianos solamente le interesa una fecha: la fecha del fin de ese conflicto que ya lleva 220.000 muertos.