Con una lágrima, Máxima Zorreguieta se ganó a los holandeses. Era prácticamente una desconocida para quienes desde el martes serán sus súbditos cuando en 2002 contrajo matrimonio con el entonces príncipe heredero de los Países Bajos, Willem-Alexander (o Guillermo-Alejandro).
Muchos cuestionaban la unión. Pero ver llorar a la joven porteña durante su casamiento por la ausencia de su padre enterneció el corazón de muchos y, según los observadores reales, marcó el comienzo de una adoración que convertiría a la agente de inversiones argentina en el miembro más popular de la familia real holandesa.
Este martes Máxima –como se la conoce públicamente– se convierte en la primera latinoamericana coronada reina consorte de un país europeo tras la entronización de su marido, que sucede a su suegra, la reina Beatriz.
Pero los comienzos de la nueva reina consorte estuvieron muy alejados de los lujosos pasillos de la Casa Real de Orange.
Esta mujer de 41 años nació y vivió la mayor parte de su vida en Buenos Aires, la capital argentina, donde tuvo una crianza de clase media acomodada.
Como muchas chicas de la elite porteña asistió a un exclusivo colegio bilingüe en los suburbios de Buenos Aires, la prestigiosa escuela de mujeres Northlands.
Hija del agrónomo y funcionario Jorge Zorreguieta y de María del Carmen Cerruti, creció junto a sus dos hermanos y una hermana, además de tres medias hermanas de un matrimonio anterior de su padre.
En 1995 se graduó como economista en la Universidad Católica Argentina (UCA), tras lo cual se mudó a Nueva York, donde trabajó en diversas entidades financieras.
Pero la vida de esta joven rubia no sería la de una exitosa empresaria, ya que el destino le tenía guardado un camino muy diferente.
CONEXIONES Una amiga del colegio con conexiones aristocráticas le presentó durante una visita a Europa a Willem-Alexander, el heredero a la corona holandesa.
Según la periodista Soledad Ferrari, co-autora de la biografía no autorizada Máxima: una historia real (que acaba de ser reeditada), no fue amor a primera vista, al menos para ella.
El príncipe quedó encantado con Máxima, y la fue cautivando con mucha insistencia, llamándola y enviándole regalos, relató a BBC Mundo.
Quedó fascinado con su espontaneidad. Para un holandés, ella era una latina fresca, divertida, y encima plebeya, así que para él ella era una rareza, aseguró la biógrafa.
DOLOR REAL El anuncio del casamiento de Willem-Alexander con Máxima provocó revuelo en los Países Bajos, pero no porque la novia fuera extranjera.
La controversia surgió luego de que se diera a conocer que el padre de Máxima había trabajado como secretario de Agricultura durante el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla (1976-1981).
Según organizaciones de derechos humanos, unas 30.000 personas fueron desaparecidas y asesinadas durante el último régimen militar argentino.
Por ese motivo, las autoridades holandesas le prohibieron a Jorge Zorreguieta asistir a la ceremonia en Ámsterdam, decisión que llevó a la madre de Máxima a perderse también el casamiento de su hija, para acompañar a su marido.
Lo que parecía ser un cuento de hadas hecho realidad para la joven argentina se empañó por esta polémica, y el llanto de la princesa durante la ceremonia conmovió a muchos, al igual que el tango Adiós Nonino, que Astor Piazzolla compuso en honor a su padre fallecido y que la novia habría solicitado como tributo a su padre ausente.
Para muchos observadores fue esta muestra de dolor la que primero acercó a la esposa de Willem-Alexander al corazón de los holandeses.
Varias encuestas realizadas en Holanda en los últimos años muestran cómo creció la popularidad de la argentina, quien incluso llegó a superar ampliamente en los sondeos a su marido y a la propia reina Beatriz.
Máxima también es muy apreciada por ser la madre de la futura monarca, Catharina-Amalia, y de las princesas Alexia y Ariane, tercera y cuarta, respectivamente, en la línea de sucesión.
ASTUCIA Y CARISMA Soledad Ferrari afirma que la inteligencia, la astucia, y el carisma desbordante de la argentina contribuyeron a que se gane la admiración de su pueblo de adopción.
Máxima nunca había estado en Holanda antes de conocer al príncipe heredero y supo informarse muy bien del país y aprender rápidamente el idioma, señaló, agregando que eso cayó muy bien entre los locales.
Hizo como un máster acelerado en holandés para convertirse en una buena princesa, contó la periodista.
Muchos holandeses también admiran el trabajo humanitario que ha realizado esta economista, que en 2009 fue nombrada Abogada Especial para la Financiación para el Desarrollo Inclusivo por el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
Máxima también usó su experiencia profesional para viajar por el mundo asesorando a programas de microcrédito como parte de sus tareas con la ONU.
Pero no todos han sido elogios para la argentina. En 2011, un diario holandés acusó a los actuales reyes de evasión impositiva a través del uso de un paraíso fiscal.
La polémica surgió por un proyecto inmobiliario de los entonces príncipes, que planeaban construir un lujoso lugar de vacaciones en Mozambique, plan que luego fue descartado.
Ya en el pasado algunos habían cuestionado la afición de los príncipes por las vacaciones exóticas.
SIMPATÍA A pesar de las críticas, la mayoría de los holandeses ve con buenos ojos a su actual reina consorte.
De hecho, la enorme popularidad de Máxima habría contribuido directamente a que alcance ese cargo real: antes que ella, las parejas de los monarcas llevaban apenas el título de príncipes, pero en 2011 el Parlamento holandés rompió esa tradición y votó para que la argentina pudiera ser reina consorte cuando su marido fuera coronado.
Para Victoria Ruiz Martínez, una joven argentina que creó el sitio ReinaMaxima.com en honor a su compatriota real, el enorme aprecio que tienen los holandeses por la esposa del rey se debe en gran parte a su calidez y su característica sonrisa.
Ella se acerca y saluda a la gente, no como la reina Beatriz que es más distante, afirmó a BBC Mundo.
También en su natal Argentina muchos destacan la simpatía de Máxima, que casi todos los años visita el país y pasa las vacaciones con su familia en el pequeño poblado patagónico de Villa La Angostura, donde vive uno de sus hermanos.
Según Ruiz Martínez, Máxima es un modelo para las niñas de su país.
Para las chiquitas que siempre sueñan con ser princesas justo tener a una argentina es una inspiración, señaló.
Sin embargo, no todos en Argentina miran con interés este cuento de hadas real.
Quizá la visión más ácida la tenga Ingrid Beck, directora de la revista argentina de sátira política Barcelona, quien afirmó a través de Twitter: La coronación de Máxima como reina de Holanda me genera un interés similar a la limpieza de un baño. O menor.