El proceso electoral en Estados Unidos empieza oficialmente mañana en Iowa, aunque parece que hemos escuchado hablar de estas elecciones durante un año entero. La irrupción de Donald Trump y su impensable auge han vuelto intensamente mediática esta campaña larga, costosa e imprescindible que llevará, finalmente en noviembre, a elegir al próximo presidente del país más poderoso del mundo.
La verdadera historia empieza recién ahora y todas las expectativas están en comprobar si Donald Trump mantiene su estrella entre los republicanos, o se diluye en el camino; y si Hillary Clinton termina siendo la candidata inevitable del Partido Demócrata.
Pero el proceso es complicado. Durante meses, los expertos no han cesado de explicar que las cifras mostradas hasta ahora pueden ser poco representativas en una elección indirecta como la estadounidense. El juego es el siguiente:
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1. El nominado, producto de un sistema bipartidista
En las elecciones primarias, los partidos Demócrata y Republicano eligen a su candidato a la presidencia. Es la primera parte del proceso de este sistema bipartidista, que dura hasta julio, cuando ya se tienen los nombres concretos de los postulantes de ambas agrupaciones. El 8 de noviembre son las elecciones generales.
2. El objetivo es conseguir el mayor número de delegados
Durante 18 semanas, los electores de cada estado que voluntariamente quieran sufragar elegirán al precandidato de su preferencia. Esos votos no proclaman directamente al nominado, sino que van a definir el número de delegados. Los delegados representarán el colchón de votación de cada candidato en las convenciones nacionales de ambos partidos.
3. La proporción poblacional de los estados
El número de delegados que tiene cada estado se contabiliza de acuerdo a la población. Por ejemplo, Donald Trump puede estar primero en las encuestas, pero debe conseguir la cifra de delegados que lo llevará a ser el candidato republicano. Su discurso xenófobo y antisistema puede darle réditos en estados de mayoría blanca, pero si son estados con poca población no le aportarán el número suficiente de delegados. Lo mismo le puede pasar a Hillary Clinton en el lado demócrata.
4. Los caucus
Los ciudadanos votan en las elecciones primarias bajo dos métodos: el voto directo, secreto y en urnas, que también se llama primarias; y los caucus. El proceso electoral que empieza mañana en Iowa es el caucus. Es una asamblea vecinal donde los ciudadanos se juntan en un espacio público –puede ser un colegio, una iglesia o un local vecinal- y discuten sobre las propuestas de los precandidatos y emiten su veredicto sobre a quién darle su apoyo. Al final de la sesión, los votos son contados manualmente. Este sistema suele utilizarse en los estados con menos población.
5. Un voto fragmentado
La mayor expectativa está en el Partido Republicano, que presenta a 12 postulantes y en el cual la definición se avizora reñida. En el Partido Demócrata solo hay tres contendientes, y la atención se ha centrado en la ex primera dama y ex secretaria de Estado, Hillary Clinton; y el senador de Vermont, el socialdemócrata Bernie Sanders.
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.@HillaryClinton y #DonaldTrump lideran las encuestas para caucus de Iowa ► https://t.co/FAADPNdIEa vía @Mundo_ECpe pic.twitter.com/vL3MyaK9xk
— El Comercio (@elcomercio) enero 31, 2016
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