Las consecuencias de la extrema contaminación en China no se evidencia en el aire que se respira, sino también en la tierra. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ha reportado que en el gigante asiático solo el 12% de su vasto terreno está apto para cultivar.
Eso quiere decir que poco más de la décima parte del país más poblado del planeta sirve para sembrar y cosechar verduras y cereales, como el arroz, que alimenten a 900 millones de personas que viven en el campo, y otros 500 millones que viven en la zona urbana.
Las zonas más afectadas son el delta del río Yangtsé (en torno a Shanghái, este), el delta del Perla (en la provincia de Cantón, sureste), la provincia central de Hunan o la más antigua base industrial del noreste de China, con ciudades como Pekín, Tianjin, Shenyang y Dalian, reportó la agencia EFE.
Frente a la grave situación que atraviesa el país, el viceministro de la Tierra y los Recursos Naturales, Wang Shiyuan, aseguró que el estado destina ya decenas de miles de millones de yuanes para rehabilitar los terrenos y cauces contaminados.
El objetivo del gobierno es que cada año al menos 120 millones de hectáreas sean cultivables. De acuerdo a la FAO, hace dos años llegaron a 111,59 millones.
Para conseguir la meta deberán ponerse en marcha labores de rehabilitación de los terrenos afectados. De acuerdo a la agencia de noticias EFE, el Gobierno ha detectado en algunas zonas la presencia de metales tóxicos de origen industrial de hace incluso un siglo, así como de pesticidas prohibidos en la década de los ochenta.