Con toda la energa propia de sus 15 aos, Mohamed ayuda al personal del hospital de campaa instalado no muy lejos del frente de Mosul en la que fue su escuela, donde desde 2014 los alumnos tenan que jurar fidelidad al Estado Islmico (EI).
Hasta hace pocas semanas, este barrio de la ciudad estaba en manos del EI. Desde entonces, ha sido liberado en la gran ofensiva lanzada por las fuerzas iraques para arrebatarle al grupo ultrarradical sunita esta gran metrpolis del norte del Iraq.
Al establecimiento de escuela no le queda ms que el nombre, inscrito en una fachada ocre acribillada por balas, algunos impactos del tamao de un puo.
Como muchos de los edificios de Mosul, este tambin ha pagado su tributo a la guerra. La mayora de las ventanas estn rotas, las aulas, vacas, los muros resquebrajados y el suelo, cubierto de casquillos, que testimonian los combates vividos en su interior.
Ahora el vestbulo ha sido transformado en sala de urgencias. El material es limitado, pero permite ocuparse rpidamente de los heridos: botellas de oxgeno, portasueros, un carrito mvil cargado de compresas, productos desinfectantes e instrumentos mdicos.
Tumbado en una estrecha camilla, con el rostro plido y cansado, un joven con la cabeza rapada y barba de tres das descansa con un pie vendado.
Un francotirador (del EI) le dispar, pero fall. Entonces l se ech a correr, le dispararon de nuevo y le dieron, explica a su lado Fathi Waad, pariente del herido. Es la tercera vez que un francotirador dispara a alguien de mi familia, aade.
El hospital se ocupa diariamente de un centenar de pacientes, civiles y militares, generalmente vctimas de heridas de bala en la cabeza, el pecho o las piernas, explica Aqeel Karim, uno de sus responsables y miembro de las fuerzas antirerroristas iraques (CTS). En resumen: Esto es la guerra.
Sueo americano
Una camioneta roja cubierta de polvo se detiene bruscamente ante la escuela para dejar a un anciano semiinconsciente herido en un pie. Tan pronto como llega, es trasladado a una camilla donde le lavan, desinfectan y vendan la herida.
A diferencia del paciente anterior, este solo ha tenido un accidente domstico y sufre deshidratacin. La atencin de este tipo de casos tiene su importancia, en una ciudad donde numerosas infraestructuras mdicas han quedado inutilizadas por los combates.
Indiferente al estruendo de los disparos y explosiones, Mohamed Mahmud corre de un lado a otro de la escuela, descargando entregas de material o distribuyendo raciones de comida.
La perspectiva de retomar las clases es incierta en este momento para los estudiantes, por lo que algunos han vuelto a su antiguo establecimiento escolar para echar una mano al personal mdico.
Cocinamos, limpiamos el material, y cuando llega gente herida la ayudamos, explica este adolescente de 15 aos, encantado de haber cambiado los cursos bajo el yugo yihadista por un puesto en el hospital.
Los profesores eran duros, nos pegaban. Y nos hacan jurar lealtad al Estado islmico, explica el chico, que suea con viajar a Estados Unidos donde ya se encuentran miembros de su familia.
Cuando se le pregunta que querra ser, ms adelante, en Estados Unidos, su respuesta suena como una obviedad: Mdico!
Fuente: AFP
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