Por: Augusto Hernández Campos (*)

En enero, el gobierno de Donald Trump había decidido la visita a de la embajadora de ante las Naciones Unidas. Aunque a último minuto se suspendió la visita, en realidad altos funcionarios norteamericanos ya habían visitado la isla meses antes. La duda es si estas visitas oficiales a Taiwán constituyen o no un quebrantamiento del derecho internacional.

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En agosto del 2020, el secretario de Salud de Estados Unidos, Alex Azar, visitó Taipéi, la capital taiwanesa. Al mes siguiente, el secretario adjunto de Energía y Medio Ambiente, Keith Krach, también visitó la isla. Esto provocó la airada protesta de Beijing y amenazas de represalias.

La administración Trump se caracterizó por la escalada de la guerra fría con China y, en este marco, el Gobierno Estadounidense envió a sus funcionarios a visitas oficiales a Taiwán, estado no reconocido por Estados Unidos desde 1979, año en que Washington estableció relaciones diplomáticas con China Popular y retiró el reconocimiento a China Nacionalista-Taiwán.

Pero esto no significó que Estados Unidos se desvinculara de China Nacionalista. El Congreso aprobó la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, que estableció las relaciones sustantivas o diplomáticas de facto entre Washington y Taipéi.

El envío de funcionarios y contactos oficiales con Taipéi no constituiría reconocimiento de Estado a Taiwán. Existiría reconocimiento de Estado a la República de China (nombre oficial de Taiwán) solo si Estados Unidos estableciera relaciones diplomáticas o se reconociera de forma expresa a Taipéi.

Relaciones sin reconocimiento expreso

Existen formas de sostener relaciones internacionales con una entidad territorial o un Estado no reconocido y que no son reconocimiento de Estado.

No se considera acto de reconocimiento a un Estado no reconocido las entrevistas entre jefes de Estado o de gobierno (por ejemplo, visita del presidente Nixon a Mao, en 1972, cuando Estados Unidos no reconocía a China Popular ni mantenía relaciones diplomáticas, sino solo con China Nacionalista).

Tampoco lo es la participación en conferencias internacionales (reunión entre Donald Trump, Kim Jong-un y Moon Jae-in en junio del 2019, pese a que Corea del Norte y Corea del Sur no se reconocen mutuamente).

No es reconocimiento ser miembros de la misma organización internacional (la mayoría de los Estados árabes no reconocen a Israel, pero todos son miembros de la ONU), ni las visitas de funcionarios de alto nivel (visita en mayo del 2014 del entonces vicepresidente estadounidense Joe Biden a Dervis Eroglu, presidente del Estado turco-chipriota, no reconocido por Washington).

La firma de tratados internacionales que incluya a Estados no reconocidos tampoco infiere reconocimiento (el Tratado de Proscripción Parcial de Ensayos Nucleares de 1963 recibió las firmas de Vietnam del Sur y de Alemania Oriental, no reconocidos por los Estados del bloque soviético y del bloque occidental, respectivamente).

Tampoco se considera reconocimiento de Estado el establecimiento de oficinas de enlace, sean comerciales, económicas, culturales o representativas (es el caso de las oficinas representativas de Taiwán en la mayoría de los Estados de las Américas y Europa), ni las misiones consulares.

Continuidad de Trump a Biden

La política de acercamiento de Estados Unidos hacia Taiwán iniciada por Trump proseguirá ne varietur bajo el gobierno de Joe Biden, aunque manteniendo un “bajo perfil”, según Bonnie Glaser, experta del Center for Strategic and International Studies.

Así, el embajador de facto de Taiwán estuvo presente en la ceremonia de toma de mando de Biden, lo que representa, según el Council on Foreign Relations, “una señal importante de su apoyo a Taiwán”.

La Ley de Garantía de Taiwán del 2020 enfatiza que el gobierno de Estados Unidos deberá apoyar la participación activa de Taiwán en organismos internacionales como la ONU y sus agencias especializadas (OMS, OACI, FAO, UNESCO, entre otros). La ley pide al Departamento de Estado que revise las directrices para las relaciones con Taipéi.

Esta ley establece que el Congreso de Estados Unidos considera a Taiwán como parte vital de la “estrategia de un Indo-Pacifico Libre y Abierto”.

En realidad, el acercamiento de Estados Unidos hacia Taiwán es consecuencia del agravamiento de la guerra fría con China a partir del 2020. Las tensiones entre Beijing y Washington, iniciadas desde el 2000, culminaron en lo que algunos llaman la Guerra Fría del Pacifico o la Nueva Guerra Fría con China del 2016, la que afronta una escalada con la guerra comercial actual comenzada en el 2018.

(*) Profesor Principal de la UNMSM (Universidad de San Marcos) y miembro del CEAS (Centro de Estudios Asiáticos) de la UNMSM.

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