Una tarde de invierno en el parque Elk City, en Oklahoma, era un gran escenario para que un enamorado sujeto le pidiera la mano a su amada. El problema para Justin Harrel era que un detective decidió interrumpir el minuto en que se atrevería a hacer la pregunta para leerle sus derechos y esposarlo.
Harrel tenía cargos criminales por haber adquirido mercancía y dinero con cheques falsos en dos condados de Estados Unidos.
El infractor debía acompañar a los oficiales, pero antes suplicó a uno de los agentes que le diera cinco minutos más para terminar su propuesta.
A la interrogante ¿te casas conmigo?, le acompañó un ¡Sí! El agente que había esposado a Harrel tuvo que darle una mano sacándole el anillo de compromiso de su abrigo para dárselo a su ahora novia.
Minutos después, el detenido abandono el lugar con los oficiales.